Avalancha
Los montañeros que intentaban el Everest y fueron sorprendidos por el terremoto encima de la cascada de hielo, hubieron de ser evacuados al Campo Base en helicóptero. Algunos encontraron, además de heridos y muertos, su material intacto, no así su dinero, pasaporte o tarjetas de crédito, cosa que ha pasado otras veces, aunque en medio de una catástrofe, la ocasión la pintan calva (hum… no sé de donde viene este dicho). Asimismo la burocracia nepalí ha puesto todo tipo de trabas y exigido todo tipo de impuestos a los grupos y material sanitario de ayuda llegados al aeropuerto de Kathmandú, además de las consabidas “propinas”, estas no en diferido sino al contado. Y es que como especie somos muy peculiares. El satélite Sentinel 1 de la Agencia Espacial Europea ha podido establecer que en gran parte del valle de Kathmandú el suelo se ha elevado un metro, aunque el Everest, ay ay ay, ha disminuido una pulgada (unos 2,54cm), que es más o menos lo que pasa por aquí según las encuestas preelectorales, aunque yo creo que poco seísmo político va a haber. Al fin y al cabo los que votaban antes a unos y a otros, ahí siguen sin que se los lleven las avalanchas, excepto los cargos políticos que sufrirán los efectos de corrimientos de tierras y sillas. El epicentro de este seísmo no está localizado, que la ciencia tiene sus limitaciones.