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FÚTBOL

A un siglo del primer partido oficial de la selección vasca

El combinado derrotó en un enorme encuentro al equipo catalán, alzándose después con la I Copa Príncipe de Asturias, en Madrid.


La historia de la Selección Vasca sopla hoy velas. Aquel combinado de hace un siglo seguía adelante tras los dos partidos amistosos disputados contra la Selección de Catalunya en enero y febrero de ese mismo 1915 y que habían finalizado con una aplastante victoria por 6-1 en San Mamés y un empate a dos goles en el Campo de la Calle de la Industria, en Barcelona.

En mayo de 1915, una Selección Vasca –seleccionada por la Federación Norte–, otra de Cataluña y una del Centro disputarían en un triangular la I Copa del Príncipe de Asturias, lo que se considera el primer partido oficial de la Selección Vasca.

La Copa donada por el entonces Príncipe de Asturias, don Alfonso de Borbón y Battenberg, primogénito del rey Alfonso XIII, quien moriría en 1938 en accidente de automóvil en Miami, tuvo lugar en Madrid, a mediados de mes, en el Campo de O’Donnel, recinto vallado y con capacidad para unas 10.000 personas, donde el Athletic en Madrid disputaba sus partidos como local.

Para los jugadores del Athletic de Bilbao, el duro campo madrileño no les era desconocido pues ya habían jugado en febrero de 1913 el partido inaugural contra su sucursal de Madrid, obteniendo una victoria por 0-4. Sabían que el campo de O’Donell –no confundir con el Estadio O’Donell donde jugaba el Madrid FC–, no era el más adecuado al juego de los vascos, que estaban acostrumbrados a campos más blandos y de hierba como San Mamés.

El 12 de mayo de 1915, justo hoy hace cien años, el primer partido del triangular que jugaría la Selección Vasca llevó numeroso público al campo, dada la calidad de los equipos contendientes, para ver el encuentro que iban a disputar los vascos contra la Selección de Catalunya. El extraordinario interés del encuentro, tras la victoria catalana ante la selección Centro por 2-1, se había reflejado de manera directa en la taquilla, pues a primera hora de la tarde se habían agotado casi todas las entradas.

A su salida al terreno, los equipos fueron ovacionados cariñosamente. Los equipos contendientes se alinearon en la siguiente forma:

Vascos: Agustín Eizaguirre (Real Sociedad); Manuel Carrasco (Racing Club Irun), Luis Hurtado (Athletic); Jose Mari Peña (Arenas Club), Jose Mari Belausteguigoitia (Athletic), Juan Artola (Jolastokieta); Francisco Pagazaurtundua (Arenas Club), Juan Legarreta (Sporting Club Irun), Patricio Arabolaza (Racing Clun Irun), Pedro Barturen (Arenas Club) y Ramón Belausteguigoitia (Athletic).

Catalanes: Brú; Casellas, Massana (S.), Torralba, Massana (A.), Monistrol; Mallorquí, Baró, Armet, Alcántara y Peris.

Entre los nuestros se notaba la ausencia de dos jugadores excepcionales: el mítico Rafael Moreno Aranzadi ‘Pichichi’, jugador del Athletic, y Mariano Arrate Esnaola, colosal defensa de la Real Sociedad. Ambos habían sido sustituidos por Luis Hurtado, del Athletic, quien había jugado excepcionalmente la final de Copa de ese mismo año, y Pedro Barturen, el pequeño y valiente jugador del combativo equipo del Arenas de Getxo. También se notaba la ausencia de Pepe Angoso, hermano del presidente de la Federación Norte, quien había jugado en los dos partidos anteriores.

Se sortearon los campos, eligiendo los vascos y poniendo en juego el pelotón los catalanes. Hubo gritos de ánimos en las gradas desde el primer momento pues se veía que la lucha iba a ser muy competida.

El balón no paraba un momento. Tan pronto estaba el juego en uno como en otro lado. Los dos equipos realizaron una labor admirable de combinación y rapidez, que asombraba al público. Los delanteros catalanes, seguros y rápidos, hicieron combinaciones inteligentes, contrarrestadas por los medios vascos. Éstos, colosalmente y muy unidos, dieron mucho que hacer a los catalanes sobre todo a Massana, que estuvo muy bien en su posición de back.

Patricio de un lado y Armet del otro, realizaron preciosidades que fueron muy aplaudidas. Los medios de uno y otro equipo se veían y deseaban para contener los avances de estos dos colosos. En el primer tiempo, una mano de Belauste fue considerada penalti por el referee, aunque los catalanes no lo aprovecharon.

El sinnúmero de jugadas preciosas haría estas líneas interminables. Pases soberbios, centros magníficos, admirables golpes de cabeza. El juego era duro, sin llegar a una violencia desagradable, lo que dio lugar a algunas protestas de espectadores que no estaban acostumbrados a este tipo de luchas de poder a poder. Una proclama del único inglés que fundó el Athletic, Alfred Mills, decía: «Lo importante es jugar fuerte, limpio y divertirse».

El goal de la victoria vasca llegó en el segundo tiempo. Patricio recogió un pase de Ramón Belauste por la izquierda y chutó admirablemente. El portero devolvió el balón tirándose al suelo pero Juan Legarreta, el excepcional jugador irunés, que se encontraba bien colocado, lo recogió, y portero y balón entraron en el goal, convirtiéndose en el primer goleador en un partido oficial de la selección Vasca. Como anécdota, años después Legarreta emigraría a Chile y jugaría con la Selección chilena dos partidos amistosos contra Argentina, siendo una leyenda en aquel país. El tanto promovió una explosión de entusiasmo entre el público. El entusiasmo fue delirante: sombreros, bastones, paraguas, chaquetas, cayeron en medio del campo.

A pesar de faltar todavía quince minutos para el final, y que la línea de ataque catalana era de cuidado, no pudieron marcar un goal que hubiera supuesto el empate del partido. El choque resultó muy interesante, pues ambos equipos echaron el resto por obtener la victoria. Al final, ganaron los vascos por uno a cero. Su primer partido oficial.

Días después, la Selección Vasca jugaría otro partido excepcional, esta vez con una Selección Madrileña plagada de vascos en sus líneas: Beguiristain, René Petit y los malogrados, años después, Alberto Matxinbarrena y Sotero Aranguren. Si bien, según recogen las crónicas madrileñas, el equipo Centro jugó mejor, el match acabó con empate a uno, con goles del luego presidente del Real Madrid Santiago Bernabéu y de Patricio, adjudicándose los vascos la I edición de la Copa Príncipe de Asturias.

La Selección Vasca seguía imbatida.