MAY. 17 2015 GUTUNAK En el XIX aniversario de Mariano González ISIDORO GALÁN CARRETERO En nombre de los cartageneros que siguen solidarios con los presos y presas vascos Esto quiere ser una mirada desde la solidaridad con los presos y presas vascas. Aupa gudariok! Pero estas líneas van dirigidas a Periko Solabarria, con un abrazo solidario, a ese infatigable trabajador que fue capaz de «bajar a los infiernos» y compartir la vida de los «maltratados de la tierra». Entonces en Triano, años 50, sin luz, y desde un alto veían, con la Ría por medio, las luces de las entrañas de Neguri, las entrañas del monstruo capitalista: «Dios por aquí no pasó», murmuraba con rabia Periko. Y desde el norte de Guadalajara, en el pueblo de Madrigal, comenta esto Anastasia, madre de Mariano en “Recuerdos de una humilde aldeana”: «Bueno, volvamos a mi padre. Apenas fue a la escuela. De pequeño guardaba ovejas. Por aquella época había padres que les hacían a sus hijos ir andando a Guadalajara para que se quedasen más pequeños y no diesen la talla. Los que tenían dinero compraban un hombre. Este iba al servicio en vez de su hijo». Esto era «estar de cota». Los hijos e hijas del pueblo, tratados como mercancías. Arriba parias de la tierra! Muchos recordaréis la mesa que llevaba Mariano en aquellas planicies heladas, cuando las concentraciones de Navidad en Herrera de la Mancha. Mesa repleta de presentes cartageneros (dulces, hueva, salao, habas…) y regada por un «licor celtibérico» que él elaboraba, que sabía a rayos, pero que quitaba el frío. Aquel 17 de Diciembre de 1988, Mariano grabó a quienes intervinieron aquel día… Y al final, esto decía Periko: «Desde el pueblo de Euskal Herria, Herri Batasuna manda un saludo y un fuerte abrazo a quienes habéis venido de Cartagena, a quienes los consideramos como los hombres y las mujeres que están contribuyendo a que en Euskadi consigamos el respeto de los derechos humanos. Sabed que no os olvidamos y que aquí tenéis vuestra casa, nuestro corazón y toda nuestra simpatía. Agur! Eskerrik asko! Muchas gracias!». Así disfrutaba Mariano entre los vascos y vascas, luchadores y compañeros solidarios.