Bera Bera más campeón que nunca
Las donostiarras siempre tuvieron el control del partido apoyándose en su gran defensa, y vencieron con más claridad de la esperada.
ROCASA 21
BERA BERA 24
Bera Bera no quiso esperar y resolvió el título de Liga, el tercero consecutivo, a la primera, en la pista de su más enconado rival de estas dos últimas temporadas, y de forma incontestable, a pesar de que los nervios fueron patentes en ambos equipos en la primera mitad, y de que las canarias acusaron en exceso la ausencia de su mejor jugadora y goleadora Luján, que no pudo recuperarse por completo de un esguince de tobillo y apenas pudo jugar unos minutos en el tramo final del partido, cuando el resultado ya estaba encarrilado.
El inicio del equipo donostiarra fue tremendo, tanto como el frenazo posterior. El Rocasa salió atenazado por los nervios y con muchas dudas en su juego de ataque, por la falta de su habitual directora de juego Luján, y por la contundencia de la defensa de Bera Bera, que pasó de cero a cien en cuanto sonó el pitido inicial. El 0-4 que señalaba el marcador cuando se cumplía el minuto 5, y que obligaba a Paco Santana a detener el tiempo para despertar a sus jugadoras, parecía irreal, tanto que las donostiarras empezaron a encadenar errores en los pases y en remates defectuosos en los cinco minutos siguientes hasta que el Rocasa lograba empatar a cuatro, con Navarro parando varios remates a Menéndez, Elorza y Etxeberria, causando cierto desasosiego a las donostiarras que, como casi siempre ante equipos de cierto nivel, no se encontraban cómodas en los ataques organizados seis contra seis, y temían que la portera valenciana les intimidara con sus paradas.
Las canarias se esforzaban por impedir el juego de contraataque de Bera Bera, mientras Davinia López y Almudena Rodríguez empezaban a materializar en goles sus lanzamientos desde nueve metros y el Rocasa se ponía por delante aunque, y también como en otras ocasiones, en el sprint final antes del descanso, con Temprano en vena de aciertos, se manifestaba la superioridad física de Bera Bera, que pasaba de un 9-7 en contra a un 9-11 y se iba al descanso con un gol a su favor, 30 minutos por delante, y buena parte del camino hacia su tercera Liga hecho.
Una labor eficaz tras el descanso
Y, con esa perspectiva, el inicio de la segunda mitad fue muy parecido al de la primera, pero ya sin nervios. María González hacía el empate a 11, pero a continuación cuatro goles seguidos, dos de ellos de una Ana Martínez muy entonada en la segunda parte, junto a otros dos de las veteranas Elorza y Eli Pinedo, significaban el principio del fin para las canarias. La defensa donostiarra redoblaba su intensidad defensiva –si eso es posible– y, secada durante todo el partido la segunda línea del Rocasa, la primera línea, con la ausencia de Luján, empezaba a flaquear.
El reloj corría en contra de las canarias, que hacían un último esfuerzo para acercarse hasta el 15-17, gracias a una Almudena Rodríguez que rindió a gran nivel, mientras López agotaba sus últimas fuerzas. Pero Bera Bera, lanzado y acariciando ya el título, conseguía un 0-4 demoledor a esas alturas de partido: 15-21 a 15 minutos del final. La salida de la joven central Toscano, con tres goles en cinco minutos, servía para volver a reducir las diferencias a la mitad, el Rocasa se negaba a rendirse, pero el reloj corría inexorable y las jugadoras de Bera Bera no estaban dispuestas a dejar escapar el título.
Una decisión arriesgada, pero acertada
Cuando el 4 de marzo, hace apenas dos meses, Bera Bera anunciaba la sustitución de Aitor Etxaburu por Montse Puche en el banquillo, a pesar de que la entrenadora no podría hacerse cargo del equipo hasta un mes después, la decisión era arriesgada. El equipo iba líder, acababa de perder la Copa en la prórroga por un solo gol y, a falta de diez jornadas, con cuatro salidas muy complicadas a Alcobendas, Elche, A Guarda y Rocasa, quien más quien menos tenía sus dudas sobre la idoneidad de la medida.
Pero Tati Garmendia explicó con claridad meridiana los motivos que condujeron al cambio, las malas sensaciones que percibía en el equipo, y su conclusión de que, de seguir así las cosas, peligraba el principal objetivo de la temporada, la Liga.
Ella misma se hizo cargo de dirigir al equipo hasta que llegó Puche, con quien compartía diagnóstico y vía de solución, y con un solo retoque, pero fundamental, Bera Bera recuperó el juego que le condujo a sus dos títulos anteriores: aprovechar su enorme fortaleza defensiva para correr siempre que pudiera. El cambio le convirtió en un rival imparable, que se proclamó campeón a falta de dos jornadas. J.C.E.