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Interview
HOLLY HUNTER
ACTRIZ PROTAGONISTA DEL FILME «SR. MANGLEHORN»

«No hay manera de vivir sin arrepentirme de algo»

Su inolvidable rol en «El Piano» marcó un antes y después en su vida profesional. A propósito de «Sr. Manglehorn», junto a Al Pacino, la actriz aprovecha para hablar del pasado, de sus muy (diferentes) proyectos futuros, así como también para dar algunas simples lecciones de vida.


Holly Hunter (Georgia, 1958) ha tenido una carrera atípica. La ganadora del Oscar en 1994 por “El Piano” (Jane Campion) ha demostrado que lo suyo no es emplear estrategias para lograr un estrellato que le signifique millones de dólares por minuto trabajado, ni una legión de paparazzi al acecho, ni mucho menos sucumbir ante las sustancias que prometen una falsa “vuelta a la juventud” en detrimento de uno de los instrumentos de la actuación, como lo es la gestualidad.

El camino de Hunter ha sido andado con discreción, algunos dicen que más bien «con bajo perfil», del cine a la televisión (aún cuando nadie creía en esta…), y de allí al teatro, donde debutó en este menester al que le profesa amor incondicional. A pesar de no ser una cara recurrente en las noticias actuales del espectáculo, sus interpretaciones en “Arizona Baby” (Joel Coen, 1987), “Al filo de la noticia” (James L. Brook, 1987), “La Tapadera” (Sidney Pollack, 1993) o “El Piano”, por nombrar un par de sus cintas, constituyen toda una referencia de la cinematografía estadounidense.

El Hotel Hyatt Regency en Toronto está prácticamente tomado por el Toronto Film Festival, una de las principales citas de la industria cinematográfica en la que se trazan los destinos de las películas que conforman su programación. “Sr. Manglehorn”, estelarizada por Al Pacino y Holly Hunter, está probando allí su suerte.

Hacia el mediodía, con la sinfonía de cubiertos y platos del restaurante vecino al Salón Thompson –lugar de la cita–, llega Holly Hunter, menuda, bajita, pelo largo con flequillo. Y no es de extrañar que ante tanta fragilidad física su interlocutor se pregunte de dónde sacarán toda su fuerza interpretativa.

En “Sr. Manglehorn” (escrita y dirigida por David Gordon Green) encarna a Dawn, una empleada bancaria prendada de un hombre –A.J. Manglehorn (Al Pacino)– que cuando no está trabajando, vive para su gato, el alcohol y los recuerdos de un amor del pasado. Todo un caso perdido, toda una pesadumbre, en la que Dawn viene a ser como un punto de color, de luz, de esperanza.

¿Cómo fue trabajar junto a Al Pacino?

Es un actor legendario. Al trae consigo una fuerza propia, una presencia increíble, que solamente poseen ese tipo de actores de carácter. Por supuesto que disfruté el trabajo con él.

¿Qué encontró de extraordinario en Dawn para querer encarnarla?

Quería interpretar a alguien como esa mujer de cierta edad que tiene una percepción de la vida como si estuviera apenas comenzando. Dawn es una mujer que todo los días se despierta feliz de estar viva, que cree firmemente en que es decisión de cada uno ser feliz, sobre todo cuando te haces mayor. Cuando eres joven no está en tus manos, porque tu felicidad está designada por otras personas. Pero cuando eres adulto es la hora de tomar tus propias decisiones, de llorar o reír, y Dawn decidió sencillamente reír. Obviamente Dawn ha experimentado pérdidas muy duras, ha vivido mucho, sin embargo enfrenta su vida de una manera muy fresca. Eso me cautivó, y tomé casi de manera literal esa percepción para interpretar este personaje.

Es muy conmovedor ver ese amor tardío entre su personaje y Manglehorn. ¿Es diferente enamorarse de mayor?

Se tiende a idealizar el hecho de enamorarse, pero Dawn no idealiza a Manglehorn de ninguna manera. Ella lo percibe desde el punto de vista de lo que sabe de él, de cómo es, del hecho de que le gusten sus ojos porque en ellos puede ver algo de vida, aunque sea un tipo atormentado por sus recuerdos. Por eso pienso que hay otras maneras de enamorarse, más allá de ese impacto poderoso y maravilloso, o de ese enamorarse con la finalidad de procrear. Cuando eres mayor existen otras formas de enamorarse, como encontrar las compatibilidades con otra persona, en lugar de sentir un amor profundísimo.

¿Tiene la sensación de que está disfrutando más este momento de su carrera, que en el pasado?

Me siento afortunada de poder seguir actuando, porque de verdad amo actuar; con mi trabajo logro mi sustento, y es una suerte porque mucha gente no lo consigue. Agradezco que esa sea mi dinámica de vida. Por supuesto que hay también ambigüedades, pero la cosa es que adoro actuar, así sea difícil hacerse de un lugar, o de lo complicado que resultan las ofertas de trabajo…

En su carrera, ¿se ha arrepentido de haber tomado ciertas decisiones?

Millones de veces…

¿Por ejemplo?

Déjame pensar sobre ayer… (risas). Es que para mí no hay manera de vivir sin arrepentirme de algo. Si vives sin arrepentirte, ¿cómo vas a aprender? Porque aprendemos de los arrepentimientos (reflexiona.) Son experiencias por las que pasas que te hacen reflexionar sobre lo que hiciste o dejaste de hacer, son enseñanzas para no cometer los mismos errores. La mayoría de las veces te das cuenta de cuál es el camino correcto tomando todos los senderos falsos (sonríe). Por eso recibo con los brazos abiertos todos los arrepentimientos que he tenido en mi vida.

Después de todos estos años de carrera, ¿aún siente mariposas revoloteando en su estómago?

Aún las siento, tanto en el teatro como enfrente de la cámara. Disfruto mucho del trabajo en teatro, a pesar de mis miedos. Sin embargo, considero que el miedo es un gran motivador (sonríe), y que puede ser una fuente de buenas cosas.

¿Cómo es para usted pasar de un personaje tan conmovedor como el de Dawn al de Senator Finch en «Batman versus Superman» (Zach Snyder, 2016)?

Es realmente divertido participar en una cinta de esas dimensiones, es gigantesca. Curiosamente mi trabajo en estas dos películas es similar. Deseo dar lo que quiero como actriz independientemente del presupuesto de producción, de si es enorme o reducido. Mi tarea es la de actuar.

Entre sus próximos proyectos se encuentra también una película de Terrence («Terry») Malick (aún sin título), ¿qué se puede esperar de ese filme?

Me encantan sus filmes. Nadie ha realizado películas como lo ha hecho él. Terry posee una manera muy original de trabajo, de expresión. Adoro trabajar con él, y si decide cortar mi parte en esa película, no me importaría, porque lo que quería lo tuve, que es la experiencia de trabajo en conjunto. Terry te da un sacudón, hace que reflexiones, y para mí fue toda una revelación trabajar con él.

«El Piano» es una de tus cintas más emblemáticas, ¿qué recuerda del rodaje de ese filme?

Fue una gran experiencia. No voy a decir que fue fácil, al contrario. Recuerdo que cuando iba por la página seis del guion llamé a mi agente para decirle «voy por la página seis, pero necesito hacer esa película». Me dijo que le llamara cuando lo acabara, le respondí que no lo necesitaba, pero que bueno… Para mí fue una experiencia mágica, disfrutable y placentera que cambió mi carrera.

¿Suele ver sus películas más antiguas?

A veces. Algunas las vuelvo a ver, otras no, y existen las que nunca he visto (reflexiona). Honestamente, hay algunas que no tengo deseos de ver más nunca. Una que sí vuelvo a ver es “Broadcast News” (Al filo de la noticia), es una película que no pierde vigencia, que se siente aún fresca… Definitivamente, James Brooks (el director y escritor de ese filme) es un genio.