En el Parque Nacional Yellowstone (EEUU) un turista decepcionado por no haber visto osos en el parque deja una queja en las oficinas: “se agradecería que se enseñara a vuestros osos a estar en un lugar donde se les pueda ver”, “es un viaje muy caro para no ver ninguno”. Dejando aparte una mínima sospecha sobre la seriedad del escrito, el National Park Service dice que unos 150 osos se pasean habitualmente por el parque y que al parecer todos han conseguido evitar al misterioso turista. La emoción de ver un oso queda ampliamente superada por el riesgo de contraer la peste bubónica, como les ha pasado este verano a otros dos turistas en el californiano Parque Nacional de Yosemite. A ello le ha seguido el cierre temporal para su desinfección de los campings de Crane Flate y Toulumne Meadows después de encontrarse cadáveres de ardillas infectados. Son estos animalitos (una auténtica plaga en el valle) o mejor dicho sus pulgas, los transmisores de la enfermedad. En realidad, la peste es a cierto nivel endémica en las montañas de California y oeste de los EEUU y las autoridades demandan insistentemente a los turistas no “tener tratos” con la fauna local, algo que ignoran deliberadamente para ofrecer todo tipo de golosinas a las simpáticas ardillitas (cuando no encuentran osos). Y es que Walt Disney ha hecho mucho mal.