DEC. 16 2015 EDITORIALA Colombia: voluntad y responsabilidad gara, donostia En el largo proceso negociador entre el Gobierno de Colombia y las FARC no han faltado periodos de crisis y momentos delicados, pero el sentido de la responsabilidad y la voluntad de hacer llegar a buen puerto el proceso han prevalecido en ambas partes. Una y otra vez han superado esas dificultades por medio del diálogo incansable, hasta la firma, ayer, del acuerdo sobre reparación y justicia a las víctimas, uno de los puntos más espinosos de la agenda negociadora. Un acuerdo en términos de justicia, verdad y garantías de no repetición, de reparación de todas las víctimas y establecimiento de responsabilidad de todos los participantes en el conflicto. Representantes de las FARC habían adelantado que se trataba de un acuerdo satisfactorio y un gran paso que hace casi irreversible el proceso y ayer el presidente, Juan Manuel Santos, también mostraba su satisfacción señalando que jamás se ha estado tan cerca de un acuerdo definitivo. Una satisfacción que pocos dejarán de compartir, en Colombia y en todo el mundo, porque se trata de un proceso en el que ganan todos. Esa es la clave. Las dos partes ceden, pero ambas ganan mucho más de lo que pierden, especialmente en la medida en que se sientan deudoras del principal vencedor en este proceso: la sociedad colombiana. Los únicos derrotados serán quienes lamentan la proximidad del acuerdo definitivo porque perciben la paz como un peligro para sus privilegios. En Euskal Herria, sin duda, se celebrará con especial sensibilidad el casi seguro fin de ese largo y cruento conflicto, pero es inevitable la pregunta de por qué este país no merece un proceso de resolución no igual pero sí con resultado similar. El proceso de paz colombiano, además de la inestimable mediación de países como Cuba y Noruega, ha concitado el entusiasta apoyo de muchos gobiernos y líderes internacionales, desde Barack Obama hasta los de la UE. Un apoyo razonable y plausible también de los Gobiernos de Madrid y París, en una actitud tan responsable como irresponsable en lo que a Euskal Herria respecta.