¿Pueden valer... o no, los tanteos?
Holanda-Polonia (31-20 en la fase de grupos), un duelo inédito a estas alturas. Y luego Noruega-Rumania, con el recuerdo del 26-22.
Desde hacía tiempo no se habían juntado cuatro semifinalistas así: un campeón de todo en los últimos 15 años (Noruega); la única selección que se ha clasificado para todos los Mundiales desde 1957 (Rumania); una Polonia que vuelve a meterse en una fase final (es la única que repite respecto a 2013); y Holanda, una novata en estas lides, de la mano de su joven portera Wester, que lleva la friolera de un 46% de acierto y el máximo de minutos en pista, acercándose a las 100 paradas (lleva 97), por 66 de Ungureanu (la rumana es la única que podría hacerle sombra).
HOLANDA-POLONIA (18.00). Holanda está ante la gran oportunidad de su historia. Su palmarés es bastante escaso, una 5ª plaza en el Mundial 2005, una 7ª en el Europeo de 2014 y una 8ª plaza en el Europeo 2010.
Pero ahora han logrado reunido a un equipo joven, en el que solo la portera Marieke Van der Wal tiene 36 años, y a partir de ahí la siguiente que le sigue en edad es Groot (27), con Dulfer (21), Wester (22) y Malestein (22) como jugadoras más jóvenes, y estas dos últimas además como estrellas en ciernes. Solo dos de sus jugadoras militan en la Liga de su país (Van der Wal y Goos), y las demás ya se han disgregado por Hungría (Groot y Broch), Rumania (Abbingh), Dinamarca (Van der Heijden, Bont, Polman), Alemania (Snelder, Dulfer, Malestein, Hoekstra, Tess Wester), Francia (Van Olphen) y Noruega (Kramer, Knippenborg).
Solo hay cuatro rivales que han presentado equipos más jóvenes que el holandés, Kazajistán (21,8 de media), Puerto Rico (22), China (22,3) y Montenegro (24,1). Las máximas goleadoras del equipo holandés son Abbingh (39, 7p), Polman (37, 12p), Groot (31), Malestein (27), Broch (23)... y Snelder (20 de 20, 100%).
Pero Polonia tampoco está en condiciones de desaprovechar esta oportunidad. La segunda vez en su historia que se mete en esta fase final es también la segunda vez consecutiva, y esta generación se siente frente a la gran oportunidad de su vida.
Tienen más experiencia que sus rivales, y hoy tratarán de hacerla valer. Su salida al campo es tremenda, pero luego también son capaces de adaptarse a cualquier ritmo de juego, han ido creciendo conforme avanzaba la competición y tienen los roles perfectamente asumidos. Kudlacz-Gloc es la opción número uno en el ataque (43, 6p), luego las dos jugadoras que le acompañan en la primera línea son las siguientes (la zurda Kobylinska –25– y la central Achruk-Byzdra –24, 4p–), y para completar la faena están Kocela (22), Niedzwiedz (17) y Kulwinska (15).
El resto del equipo se dedica a defender, eso sí, con todos sus medios. Para completar el equipo tienen un par de porteras, Gawlik y Wysokinska, que son veteranas con 29 y 28 años respectivamente, y que han acreditado unas medias de 31% y 35% jugando casi la mitad de los minutos cada una. Y, por último, el seleccionador danés Kim Rasmussen, que ya les condujo hasta su mejor papel en un Mundial, y que aspira a mejorarlo.
NORUEGA-RUMANIA (20.45). De la Noruega que fue campeona de Europa en 1998, y subiendo peldaño a peldaño hasta lo más alto, ya no queda ninguna jugadora. Pero lo que ha ido haciendo este equipo, renovándose sin que se note, y metiéndose en 16 podios desde entonces (con 5.165.802 habitantes), tiene mérito. Las más veteranas suman entre todas más de 1.800 goles (Löke, Sulland, Herrem y Alstad, rondando o superando los 30 años), y las más jóvenes casi 600 (Nora Mörk, Oftedal y Kurtovic, todas ellas de 24 años).
También es mérito del seleccionador, el islandés Thorir Hergeirsson, que trabajó con Marik Breivik (seleccionadora del equipo que logró el primer título). Desde entonces se ha convertido en un fijo de las fases finales de todos los torneos en que ha comparecido, desplazando a Dinamarca del lugar de privilegio que había compartido con ellas en los primeros años del siglo. Su mayor logro es haber conseguido reunir los tres máximos galardones (JJOO, Mundial y Europeo), todo un hito que tratará de repetir por segunda vez.
Rumania es la más veterana de las selecciones que han participado en el Mundial: no se lo ha perdido ni una vez, Y hasta lo ganó en una ocasión (en la segunda edición), y ha estado a punto de ganarlo en otras dos (1973 y 2005, en Rusia, donde solo la final permitió desempatar las trayectorias idénticas). Pero esas son las tres únicas finales que ha jugado en 34 ocasiones, y con un solo título hace 53 años.
Ya le toca al balonmano rumano, que puede estar ante la última gran ocasión de esta generación, con siete jugadoras por encima de los 30 años (solo Japón y España les superan), y que además marcan los tantos que ya son referencia respecto a los de Neagu (27 años, 45 goles).
A su alrededor forman un cinturón de seguridad para que Neagu, recuperada ya tras varios años desde que fuera nombrada jugadora del año –para lesionarse gravemente después–, pueda lucirse. Ungureanu (35 años), Nechita (32, 23 goles), Bradeanu (36, 22), Ardean-Elisei (33, 18) y Manea (30, 15), y junto a ellas Buceschi (22, 24), la joven promesa de la selección rumana.