Este fin de semana hemos asistido a un nuevo capítulo del siempre interesante debate sobre el futuro de las pensiones, después de que el PNV planteara en Iruñea la transferencia del régimen económico de la Seguridad Social y EH Bildu se ofreciese a trabajar de forma conjunta.

No es la primera vez que el PNV hace este tipo de planteamientos aunque, hasta ahora, sin plantear propuestas concretas para su materialización. Los pensionistas llevan ya años reclamando un sistema propio con el fin de mejorar un esquema centralista que no responde a las necesidades de la sociedad vasca.

Y como suele ser habitual en estos debates, esta vez tampoco han tardado en salir los defensores de la «caja única» de la Seguridad Social, azuzando el fantasma de la inviabilidad de un sistema vasco por su abultado déficit. Efectivamente, el elevado número de pensionistas en proporción al número de cotizantes provoca un importante desajuste, pero, ¿alguien ha dicho que se tenga que aplicar aquí el mismo sistema que está fallando en el Estado?

Si las cotizaciones de los trabajadores no son suficientes, habrá que mirar también cómo están las cotizaciones empresariales, y estudiar la forma en que las pensiones se financien también a través de los impuestos. La propuesta del PNV de implantar un sistema mixto –complementado con las EPSV– es una posibilidad. Pero, ¿para eso queremos un sistema propio? ¿Para privatizarlo? Garantizar un sistema público es difícil, pero si queremos gestionarlo desde aquí, merece la pena hacerlo bien desde el principio.