FEB. 17 2016 IKUSMIRA Cómo medir el sentir (y no ofender en el intento) Oihane Larretxea Periodista Estos días en los que en Donostia están haciendo estudios geotécnicos a cuenta del metro que perforará los bajos de la ciudad –aprovecho para decir que nos hemos enterado de estas actuaciones al verlas con nuestros propios ojos–, leo que el alcalde, Eneko Goia, duda de que el proyecto cuenta con la oposición ciudadana que la asociación Satorralaia por la paralización del proyecto asegura tener. Así se lo trasladó a sus miembros en la reunión que ambas partes mantuvieron hace días. Hacer tal afirmación me resulta ofensivo. ¿Cómo ha testado la opinión de donostiarras? Una irresponsabilidad si ha sido basándose en percepciones. Al parecer, tampoco cree que la consulta responde al «interés general» necesario. A la petición de que no se parapeten en la «falta de competencias» llego tarde. En esa misma reunión el primer edil se habría comprometido a trasladar a Lakua, concretamente al departamento de Medio Ambiente de Ana Oregi, la demanda de abrir un proceso participativo de debate y decisión. Partiendo de la base de que es cuestión de voluntad, el Ayuntamiento puede pulsar el sentir, si quiere. De hecho, está faltando a su palabra, y me explico. En octubre, el Pleno aprobó por unanimidad, a iniciativa de EH Bildu, que el Gobierno local lidere «para los donostiarras un proceso transparente y de información», convocando asambleas abiertas y reuniones para trasladar a la ciudadanía las respuestas a las alegaciones, totalmente ignoradas, por cierto. Por el momento, el Ayuntamiento solo se ha movido para poner la pelota en otro tejado.