Joseba VIVANCO
Europa League

El orgasmo del gol

Un testarazo de Sabin Merino en las postrimerías del partido clasifica al Athletic ante un gran Marsella que perdonó y lo pagó.

ATHLETIC 1

OLYMPIQUE MARSELLA 1

 

«El gol, aunque sea un golecito, resulta siempre gooooooooooooooooooooooool en la garganta de los relatores de radio, un do de pecho capaz de dejar a Caruso mudo para siempre, y la multitud delira y el estadio se olvida de que es de cemento y se desprende de la tierra y se va al aire». Así relataba el escritor uruguayo Eduardo Galeano lo que para él era el orgasmo del fútbol. De Marcos mete un balón en profundidad por banda a Susaeta, este avanza, la templa al área inspirado por Iriondo y allí aparece Sabin Merino, en plancha, como los grandes rematadores, sin miedo a la pelota, a mí que los arrolló, con la testa, al fondo de las mallas de Mandanda. Orgasmo en San Mamés. Minuto 81. Al filo de lo imposible... lo posible. De ahí, al final, con el empate en el marcador pero ventaja en la eliminatoria, respiración asistida, nervios, sudores fríos, un portentoso Balenziaga que levanta a la grada con su carrera a ninguna parte hasta forzar un córner con el que arañar segundos. ¡Mikel, Mikel, Mikel! escucha el de Zumarraga por primera vez como rojiblanco. Quién se lo hubiera dicho. Héroe. Merecido. El colegiado señala cuatro minutos de penitencia. Cuatro. Los peores y más precipitados del Marsella, los más serenos y maduros del Athletic. Pitido final. Lo que llevaba marchamo de gatillazo acabó en un orgasmo. En rojo y blanco. Inenarrable.

El Athletic está en octavos de final de la Europa League. Nadie dijo que fuera a ser fácil, a pesar de la ventaja de la ida, pero nadie avisó de que iba a ser tan difícil. Partido no apto para cardíacos. Ni de un lado, ni de otro. El Marsella podía haber sentenciado la eliminatoria en los primeros cuarenta y cinco minutos, en esos en los que más de uno debió aferrarse incluso a la flor de entrenador del malogrado Iriondo. Pero su error fue dejar vivos a los leones y estos, sin rugidos pero con la actitud necesaria, con ese paso adelante que la ocasión exigía, lograron el premio del gol que les daba el pase a siguiente ronda. Michel, el técnico de los franceses, habló al final de que había sido «un resultado cruel». Y no le falta razón al exmadridista. Sobre todo tras lo visto en el primer acto de una noche fría, húmeda, emotiva... Una noche europea.

Aduriz acabó la primera mitad con un corte en su labio quejándose al árbitro de un golpe. Era la imagen que mejor reflejaba el noqueo con el que el Athletic se fue a vestuarios tras la paliza que le había propinado un OM que podía haberse ido al descanso con la eliminatoria encarrilada, pero solo logró igualarla. Mientras en el graderío eran muchos los aficionados que se resguardaban del sirimiri, abajo sobre el rápido césped los rojiblancos no tenían dónde guarecerse del chaparrón que les estaba viniendo encima. Hasta los bebés de chupete enfundados con la camiseta zurigorri sabían que este Marsella hace las cosas mucho mejor a domicilio que en su estadio, lo que sorprendió a aficionados y jugadores bilbainos fue que firmara una de sus mejores primeras mitades, seguro, esta temporada lejos del Velodrome.

La atrevida subida por banda de Balenziaga al minuto 3 fue un espejismo de lo que estaba por venir. El Athletic trataba de no cometer errores, el Marsella esperaba el fallo. Diez minutos de puro tanteo, diez minutos de un OM que esperaba y un Athletic que no iba. ¿Especulando? Y fue en la primera contra cuando Nkodou dio el primer susto en un balón que salió cruzado por los pelos. Los franceses avisaban. Y no en vano. Minutos después, Iago se sacaba una mano abajo, sobre la misma línea de meta, en un balón despejado por Raúl García y que rebotó en Batshuayi. Segundo aviso y la parada de la noche en la Europa League en San Mamés. Reflejos. Los de Michel, con un imperial Lass Diarra, secundado por Cabella, eran dueños del balón, del juego, de la anticipación, del desmarque, de todo.

Enfrente, precipitación, sin bandas, sin líneas de pase, solo el joven Lekue parecía un potrillo desbocado tratando de cocear al rival. Un Athletic superado, desbordado, sobrepasado, impreciso, veía cómo el OM mandaba un balón al palo en una alocada salida de Iago, cómo Fletcher cabeceaba flojo al portero, cómo el Marsella creaba peligro en cada ataque, hasta que llegó la losa del gol. Con fortuna, pero Basthuayi fusilaba al meta bilbaino. 0-1 y gracias, que dirían los leones. Porque los rojiblancos, ni señales dieron ante el veterano Mandanda, más allá del penalti reclamado por clara mano de un defensor.

Ernesto Valverde avisaba en la previa que según se desarrollara el partido, uno de los dos tendría que arriesgar. Y le tocó a su equipo. Lo hizo en la segunda mitad, en la que salió más decidido, dio ese paso al frente, enganchó a la grada, la tuvo Susaeta en un magistral lanzamiento de falta que Mandanda sacó de la escuadra para no ser menos que Iago. El OM reculaba y apenas llegaba, el balón ya no era suyo, los locales seguían sumando algunas peligrosas pérdidas pero los franceses ya no resolvían con tanta autoridad, el Athletic ganaba enteros con la salida del revoltoso Muniain y ganaba la eliminatoria con Sabin Merino. El chaval de Urduliz, evocando aquel tanto suyo al Madrid en Liga, culminaba en plancha, bajo el sirimiri, la mejor jugada de combinación de los rojiblancos. Un golazo. Un orgasmo. Un delirio. San Mamés dejaba de apretar los puños. «Ha sido un buen gol, llevando el balón desde la izquierda a la derecha, y Sabin siempre llega, un delantero que está en banda», se refería a la jugada clave Valverde.

El Athletic sigue aferrado a su sueño europeo. Valverde negaba ayer que su equipo hubiera tenido fortuna anoche. Lo que no puede negar que a este Athletic con muchos kilómetros en las piernas le empieza a fallar el resuello como se ha comprobado en los últimos partidos. Anda algo justito, pero siempre nos quedará el orgasmo del gol. Iriondo la puso, Merino remató.

 

Emotivo y sentido minuto de silencio por rafa iriondo

Sentido minuto de silencio, solo roto por los acordes del himno del Athletic, despidieron antes del encuentro a Rafa Iriondo, fallecido el día anterior, a los 97 años de edad. Emotivo momento el que se vivió en los prolegómenos del encuentro, que acabó con una salva de aplausos de la grada. La hinchada marsellesa, bulliciosa antes y durante del choque, se mostró respetuosa con ese homenaje al león rojiblanco. El funeral por Iriondo tendrá lugar esta tarde, a partir de las 19.00, en la iglesia de los Jesuitas, en Indautxu, en donde se espera acuda una nutrida representación del mundo del fútbol. Los jugadores portaron brazaletes negros en recuerdo del último superviviente de la mítica delantera de los años cuarenta. L.JAUREGIALTZO | ARGAZKI PRESS

 

Ernesto Valverde niega que tuvieran suerte, «ha sido lo que preveíamos»

Ernesto Valverde compareció sereno. «Ha sido un partido muy difícil, como preveíamos, no me imaginaba uno sencillo y se ha visto el calibre del rival que hemos eliminado, un equipo fortísimo, en todas las disputas se las llevaban ellos, muy rápidos, técnicamente buenos, hemos sufrido mucho, nos costaba llegar arriba y cada pérdida nuestra nos llegaban arriba y con problemas para pararles. En el segundo nos hemos rehecho, hemos llegado más, jugando cerca de su portería y hemos marcado. Luego, a sufrir ahí. Pero vamos, lo que preveíamos, porque le teníamos considerado como un gran equipo». El técnico no quiso olvidar que «hoy es un día especial para nosotros y se lo queríamos dedicar en cierta medida», en referencia a Rafa Iriondo. El técnico matizaba lo del mal juego de su equipo, «hay que evaluar en función de lo que está enfrente, de dónde venimos, nuestra fortaleza es apretar juntos, atacar juntos, no lo hemos hecho en el primer tiempo y nos ha costado». Eso sí, asumió que últimamente «estamos desacertados en el juego, nos precipitamos más de lo normal y el Marsella esas cosas no perdona». Valverde rechazó hablar de suerte ayer, «no hablo de suerte, es cuestión de estar en el campo y acertar, en el cómputo general allí hicimos un partido fuerte y aquí hemos estado un rato mal y nos hemos rehecho. Lo que tenemos enfrente es un rival de primer nivel. Estamos contentos, cada uno que piense lo que quiera», concluyó.J.V.