Estados Unidos arrasa a domicilio en sus Mundiales
Dominan bajo techo con 23 medallas, 13 de oro, seguidos de Etiopía, por sus dos títulos de la clausura.
Estados Unidos ha arrasado en los Mundiales indoor que ayer se clausuraron en Portland. Tras la última jornada, los anfitriones confirmaron un triunfo inapelable con 23 medallas –13 oros, 6 platas y 4 bronces–, a años luz del resto. Etiopía fue segundo con 5 chapas –2 oros, 2 platas y 1 bronce– y Francia tercero con 4 –1 oro, 1 plata y 2 bronces–. En las dos últimas jornadas se emplearon a fondo, y hasta los dos relevos contribuyeron a engordar el medallero.
El equipo local dio la talla empezando por las figuras consagradas a los que se unieron otros experimentados e incluso los recién llegados. La estrella incuestionable fue Ashton Eaton. Si habitualmente es omnipresente en las grandes competiciones por la peculiaridad de las pruebas combinadas, esta vez el genial decatleta estadounidense ha multiplicado el efecto porque jugaba en casa. Eaton es de Bend, una ciudad del estado de Oregón y vive en Portland junto a su esposa la canadiense Brianne Theisen, que la víspera había ganado el pentatlón. Los 7.000 espectadores del Oregon Convention Center asistieron al triunfo más previsible, aunque para ellos fue el delirio.
Eaton se colgó su tercera medalla de oro consecutiva en el heptatlón del Mundial en sala con un total de 6470 puntos, mejor marca de la temporada. El viernes dominó los 60 metros (6.81), la longitud (8,08), fue sexto en peso (14,16) y quinto en salto de altura (1,99). El sábado ganó los 60 vallas (7.78), fue segundo en pértiga (5,10) y tercero 2:35.22 en el 1.000. El recordman de heptatlón y decatlón es también el campeón olímpico y doble campeón mundial al aire libre. Quizás por eso dijo que para él el título más importante es el que logró su mujer, hasta ahora siempre medalla de plata.
Hubo revolución en el 800 a causa de Boris Berian. Este atleta de 23 años, que hasta hace dos se ganaba la vida vendiendo hamburguesas en un McDonald's de Colorado Springs, hace una semana ganó en la misma pista los nacionales en sala y ahora es el campeón mundial. Lo hizo con suficiencia (1:45.83), saliendo en cabeza y dejando a los demás peleando por las otras medallas. El burundés Antoine Gakeme se llevó la plata (1:46.65) y Erik Sowinski, el bronce engordando el botín estadounidense (1:47.22). Los favoritos se quedaron sin chapa. El etíope Aman, que defendía título, fue 4º y el catarí Balla, desestabilizado en la recta final, 5º.
En la fiebre de clausura lo ganaron casi todo. Se coronó Matthew Centrowitz en 1.500 (3:44.22) y Marquis Dendy en longitud. Al menos las vallas, donde los anfitriones han vencido en mil batallas, se fueron para con McLeod para Jamaica.
Cunningham, Carter, Pierre...
Entre sábado y domingo también las chicas de las barras y estrellas se cargaron de oro. Barbara Pierre salió airosa del duelo de 60 metros que mantiene con Dafne Schippers. La estadounidense, nacida en Haití, lo empezó hace una semana en esa misma pista verde cuando igualó los 7 segundos justos, con los que la holandesa se mantenía en solitario como líder del año, para ganar el Campeonato USA.
Schippers, la heptatleta reconvertida en velocista que en dos años se ha metido en todos los grandes podios, subió a este aunque al segundo cajón, porque en esta prueba instantánea si fallas en la salida ya has perdido. La experimentada Pierre (7.02) le sacó dos centésimas a la holandesa (7.04) y sucede a la jamaicana Fraser-Pryce, la txiki Bolt, después de ser 4ª en 2012.
En salto de altura ha nacido una estrella. Le entrena su padre, un antiguo jugador de fútbol americano y la chica apunta maneras. Se trata de Vashti Cunningham, quien con solo 18 años mandó a la plata a Ruth Beitia que le dobla en edad. Las dos acabaron en 1,96.
También Michelle Carter se llevó el duelo de forzudas que sostuvo con la neozelandesa Valery Adams, la gran referencia del peso con dos oros olímpicos, cuatro mundiales al aire libre y dos en sala, pero muy castigada por las lesiones. Carter venció con un tiro de 20,21 m. mejorando en 72 cms su mejor marca mundial del año, mientras Adams fue tercera con 19,25.
Dibaba y Kejelcha le dan el toque etíope al 3.000
Entre tanta bandera de barras y estrellas, la enseña de Etiopía se dejó ver en el Oregon Convention Center y el 3.000 metros dio al país africano el segundo puesto en el medallero el último día. Genzebe Dibaba no tuvo rival en Portland y la pequeña de la saga ni siquiera tuvo que preocuparse de su compatriota Meseret Defar, la gran rival de sus hermanas. En pista, las dos mujeres más rápidas de la historia en la distancia y tampoco eso inquietó a Genzebe que se dio un paseo y dominó la carrera como quiso. Un inicio lento con ella cerrando el grupo fue la confirmación de que este Mundial concluiría sin récords. La reina de las marcas indoor, tras el primer mil se puso en cabeza y se dio a la fuga. Terminó en 8:47.43 y allí se acabó todo. Defar (8:54.25) y la estadounidense Shannon Rowbury (8:55.55) nunca la tuvieron al alcance. La carrera más larga de la pista bajo techo masculina fue más reñida. Yomif Kejelcha, con solo 18 años, se merendó a los experimentados en un potente final en el que el local Ryan Hill fue 2º a 18 centésimas y el keniata Augustine Kiprono Choge, 3º a 22.M.S.