APR. 28 2016 50º ANIVERSARIO DEL GRUPO GAUR Los ocho nombres que cambiaron el arte vasco Los genios, por lo general, no nacen solos sino a pares, para que puedan medirse entre ellos. Oteiza y Chillida ya habían ganado sendos primeros premios en las bienales de Venecia y Sao Paulo y estaban enfrascados en el proyecto de Arantzazu. Pero supieron rodearse de otros artistas. Tal día como hoy hace 50 años nació el grupo Gaur. Last update: APR. 28 2016 - 06:18h Joxean AGIRRE En 1964 el franquismo celebra los llamados “25 años de paz”, una campaña entre exaltada y paranoica que combinaba la defensa de una España católica y tradicional con la denuncia del acoso por la maldad extranjera. Efectivamente, la maldad llevaba tiempo infiltrándose. Un año antes, en 1963, Oteiza publica su “Quosque tándem”, un libro que pretende compaginar la nueva sensibilidad del arte contemporáneo con el estilo arcaico vasco, que se fija de forma precisa en el Neolítico con la definición, según el autor, de la nada trascendente o el vacío metafísico que cura el sentimiento trágico de la existencia. Y lo hace con una gran profusión de citas de autores foráneos, que van de la metafísica de Heidegger a los constructivistas rusos o de semióticos como Barthes a narradores como Robbe-Grillet y Becket. Todo ello para concluir que el arte es una técnica de desocupación del espacio. Para entonces Oteiza estaba plenamente implicado en el proyecto de Arantzazu. No es de extrañar, por tanto, que cuando José Antonio Sistiaga entrevé la posibilidad de organizar una exposición, en otoño del 65, en la galería Barandiaran de la capital guipuzcoana con artistas no figurativos, paralela a la oficial que montaba con carácter anual el CAT, acudiera a la casa de Oteiza en Irun, para que este diera su visto bueno. «Pensé en siete nombres y llamé a Amable Arias. Le pareció una buena idea, fuimos a visitar a Oteiza y nos dio el visto bueno. Hablamos también con Basterretxea y Mendiburu y estuvieron de acuerdo. Hicimos todo eso en una tarde. Acudimos a casa de Chillida y nos dijo que si queríamos contar con él tendría que estar también Balerdi en la exposición, pero ese año Balerdi participaba en el certamen oficial, como lo había hecho Zumeta el año anterior. Decidimos retrasar nuestra exposición para que Balerdi pudiera participar. En lugar de hacerse la exposición a finales del 65 se inauguró en abril del 66», recuerda Sistiaga. Tanto José Antonio Sistiaga como José Luis Zumeta, los dos únicos supervivientes del grupo, afirman que el grupo era muy heterogéneo. «Es difícil hablar de un líder en el grupo, porque cada cual iba a su aire; ni siquiera en la cuestión nacional o en la definición de una identidad vasca estábamos todos de acuerdo, pero nos unía nuestra adscripción a la vanguardia. Aunque Oteiza, por su carácter tan arrollador, se imponía en los debates», relata Zumeta. Fascinados por París La mayoría de los miembros del grupo entablan el primer contacto con las vanguardias del momento en París. Sistiaga, por ejemplo, vivió en la capital francesa seis años, del 55 al 61. «Hice el viaje en auto stop. Llevaba bastantes originales, unos enrollados y otros ya montados en el bastidor, y llevaba también una maleta. La verdad es que en esa época no había que esperar mucho en la carretera, a los cinco minutos te cogían», dice. Recuerda que el día que llegó compró “L’Humanité”, el diario del Partido Comunista, y que lo escondió bajo el abrigo por si acaso. «Era un acto reflejo, yo venía del franquismo puro y duro», añade. Entabló relación con el pintor andaluz Manuel Duque, hijo de exiliados que hablaba mejor el francés que el castellano, y con él como guía empezó a visitar las galerías de arte. «Yo, por ejemplo, solo conocía una obra de Paul Klee, de una tarjeta postal que tenía en casa. Era la única referencia que tenía de la pintura no figurativa. Y eso que vivíamos a veinte kilómetros de la frontera», señala. Hay una leyenda que atribuye a Sistiaga una preocupación temprana por la filosofía oriental y el budismo zen. El propio Oteiza solía referirse, al parecer, a una “voluntaria serenidad” que emanaba de su obra. «Hombre, es verdad que me interesé por el budismo, pero como me interesé por los talleres infantiles de pintura que impartía en París Arnold Ester y por otras muchas cosas. La relación más seria que he tenido con el budismo sea probablemente un curso de yoga que realicé años más tarde en los Alpes», se ríe. También es mítico el viaje que realizó Zumeta en una Vespa junto con Joxean Artze a París. «Eso fue más tarde y la meta no era París, sino Estocolmo. Tuvimos que parar en París, trabajar en la recogida de papel y libros puerta a puerta para poder comprar un coche de segunda mano y proseguir el viaje. La primera vez que fui a la capital francesa fue en el 59, con 20 años. Había hecho la mili voluntario para poder salir al extranjero. Tuve la suerte de contar con la ayuda de Ruiz Balerdi que estaba allí», dice. El manifiesto de Gaur Sistiaga vuelve de París en el 61 y monta un taller de pintura infantil junto con Esther Ferrer en la calle Idiakez y habla con Dionisio Barandiaran, hostelero ataundarra y constructor, dueño del Hotel Euromar en Zarautz, para realizar una exposición de los trabajos infantiles. La exposición se hizo en Euromar y fue el propio Dionisio quien le comentó la posibilidad de utilizar un bajo en la calle Bengoetxea de Donostia, donde él tenía las oficinas. «Nos dejó el bajo y puso a nuestra disposición a su secretaria para que llevara el papeleo. Fue entonces cuando vi la posibilidad de plasmar una exposición de artistas no figurativos paralela a la muestra que organizaba el CAT, una idea que me rondaba de antes», relata. El manifiesto que escribió Amable Arias –y que corrigió Oteiza «para evitar problemas»– critica con dureza el inmovilismo y la asfixia en que vive el arte de la época, critica los certámenes oficiales en los que «los seleccionadores y jurados vienen de Madrid», reivindica un Instituto de Artes Comparadas y afirma, entre otras cosas, que «no somos la Escuela de Madrid. No aceptamos que a dos artistas guipuzcoanos que suscriben esta declaración y que son los únicos de España que han ganado premios internacionales, se les siga haciendo figurar como de la Escuela de Madrid». El acuerdo con Dionisio Barandiaran fijaba que de los cuadros vendidos un tercio iría a manos del autor, otro tercio sería destinado a un artista necesitado y el resto al dueño de la galería. Pero tan solo se vendió un cuadro, uno de Sistiaga. Pese al fracaso mercantil, la primera exposición de Gaur fue un éxito de público y se celebraron conferencias y conciertos en la propia galería. Sistiaga recuerda una audición musical que organizó en el marco de la exposición y que se tuvo que repetir. O una exposición de instrumentos autóctonos vascos que organizaron Zumeta y Joxean Artze. Para entonces Oteiza, a la vuelta de un viaje que hizo junto con Ibarrola a Madrid, ya había decidido los nombres de los colectivos de artistas del resto de los territorios, Hemen en Bizkaia, Orain en Araba y Denok en Nafarroa, que volvieron a verse en otras tantas exposiciones. Sistiaga y Zumeta recuerdan las inauguraciones de las muestras que se realizaron en las capitales de Hegoalde. «La que organizó Hemen en Bilbao fue un horror. Tenían un funcionamiento asambleario y en el grupo cabían los estilos más contradictorios. Creo que el planteamiento de Ibarrola fue un error», dice Zumeta. Recuerdan también la muestra que organizó Orain de Araba. «El grupo de Gasteiz era mucho más coherente. Incluía también a un fotógrafo, Alberto Schommer. Recuerdo que una vez finalizado el acto inaugural, nos encontramos con que no teníamos con qué volver a casa, porque ninguno de nosotros tenía coche ni dinero para pagar un taxi. Un artista navarro nos dijo que nos podía llevar hasta Altsasu. De ahí hicimos a pie el camino hasta Beasain, donde había una gasolinera. Allí paró a repostar un taxi. Balerdi le dijo que no llevábamos dinero encima, pero que le pagaríamos al día siguiente. El taxista, que había oído algo sobre nuestro grupo, se apiadó y nos trajo gratis hasta Donostia», comentan. «Felipeak», zentsuratzaileak eta garaiko beste hainbat pasadizo xelebre Gaur taldearen historia laburra izan zen, hiru urte bakarrik iraun zuen, baina ezin da esan lasaia izan zenik. «Orain gure arteko giroa asko baretu da, baina orduan tentsio izugarriak izan genituen. Urte horietan oso aktiboak ziren ‘felipeak’ eta taldean sartu eta erabiltzen saiatu ziren», dio Zumetak. «Une batean taldeaz jabetu zirela esango nuke, programazio oso bat egitera iritsi baitziren. Gipuzkoan barrena tabernetan eta aretoetan erakusketak antolatu zizkiguten, gurekin batere hitz egin gabe. Oso erakusketa xelebreak egin genituen. Horietako bat Beasaingo CAFen izan zen. Erakusketa bikoitza antolatu zuten, nire umeen tailerreko lanak batetik eta Gaur taldekoena bestetik eta hitzaldi bat emateko aukera eman zidaten gizakiaren sormenaz. Baina sei lagun bakarrik etorri ziren. Bi orduz hitz egin nuen eta bukatu nuenean gustatu zitzaiela esan zidaten eta ea beste egun batean hitzaldi bera emango nuen. Ezetz esan nuen. Kontu hau luzea da, baina une batean aurre egin behar izan genion batere errespeturik gabe gure izena eta lana erabiltzen ari zen talde horri», dio Sistiagak. Zumetari orain lotsa ematen dio garaiko zenbait pasadizo gogoratzeak. «Nik kartelak izenpetzen nituenean ‘Zumeta’ idazten nuen izkina batean eta zirimola moduko bat egiten nion abizenari eta azken ‘eta’ hori azpimarratu egiten nuela esan zitekeen. Hori zen nire sinadura arrunta. Baina bazegoen Gipuzkoan Ugarte izeneko gizon bat zentsuraren ardura zeramana eta beregana joateko deia egin zidan. Nire kartela eskuetan zuela aurkitu nuen eta ‘eta’ hura zergatik azpimarratzen nuen galdetu zidan. Lan guztiak horrela izenpetzen nituela erantzun nion eta nortasun agiria banuen galdetu zidan; eskerrak agiri horretan ere sinadura bera nuen, eta horrekin salbatu nintzen. Dena den, gizonak ez dakit zer ikusiko zuen nigan, eurekin kolaboratzeko aukera eskaini zidan eta baldin talde bezala kolaboratzen hasten baginen, Espainian barna erakusketak egiteko aukera izango genuela esan zidan», kontatu du. Bada 1966ko argazki bat Fernando Larrukertek Oteizaren etxean egina eta Gaur taldeko gehienak agertzen dituena, Zumeta eta Amable Arias izan ezik. Geroztik bi hauek behin baino gehiagotan aurpegiratu omen zioten Oteizari zergatik ez zitzaien deitu. Bertan daude Balerdi, Mendiburu, Oteiza, taldekoa ez baina Oteizaren adiskidea zen Puig arkitektoa, Chillida, Basterretxea eta Sistiaga. Geroztik irudi mitiko hori erabili izan den gehienetan albo banatara Zumetaren eta Amable Ariasen irudiak jarri izan zaizkio, talde osoaren irudia emateko. «Adiskideen arteko bilera bat izan zen eta une batean Larrukerti argazki bat egiteko eskatu genion. Bere etxera korrika joan eta egin zigun argazkia. Ez genuen inoiz ere pentsatuko irudia hain famatua egingo zenik», dio Sistiagak. Argazkia aurrean jarri eta banan-banan taldeko bakoitzaren inguruko zertzeladak kontatzeko eskatu diet. Hasi dira bakoitzaren gorabeherak kontatzen, baina ez dago hori guztia lerro bakan batzuetara errendituko duenik.J.A.