Pablo Iglesias, candidato a presidente del Gobierno de Unidos Podemos, volvió a demostrar ayer su capacidad oratoria. Echando mano de que Mariano Rajoy les había vuelto a acusar de extremista y radicales, devolvió la pelota diciendo que extremistas y radicales son los que tienen por programa «lo que diga Berlín», que es lo que «nos ha llevado al desastre». Ahí enumeró las cifras de la pobreza, el paro, la deuda pública... Acto seguido definió a su candidatura como «la de las instituciones, la ley y el orden». Una declaración sorprendente pero llena de sentido cuando se le da la vuelta y se declara que las clases desfavorecidas necesitan de instituciones como la educación y la sanidad pública, de gobiernos que apliquen la ley para que los poderosos que no quieren paguen impuestos los paguen, y de ese orden. «La gente humilde necesita del Estado» proclamó.

El mitin de Unidos Podemos ayer en Gasteiz comenzó con un minuto de silencio por el crimen conocido en la mañana de ayer, cuando se supo que un hombre había matado a una mujer, la había descuartizado y la había tirado al río Zadorra. Pablo Iglesias comentó también el otro caso de violencia machista «en Iparralde».

El acto contó con una nutrida asistencia, aunque no logró completar el aforo de la Plaza Nueva (entrada de tres cuartos). Y se vio que Unidos Podemos no es una candidatura para jóvenes, que también los había, sino de mucha gente por encima de los 40, de los 50 y algunos de los más entusiastas superaban también los 60.

Tampoco es una fuerza que haga del euskara una seña de identidad. No hubo ni un solo grito en lengua vasca por parte de los asistentes, y en la tribuna de oradores se limitó a los saludos y alguna introducción breve por parte de Juantxo López de Uralde y Nagua Alba. Se escuchó durante más tiempo el inglés del pensador británico Owen Jones –cuyo discurso fue traducido al castellano por una intérprete–. Además, todas las intervenciones se acompañaron con lenguaje de signos.

Hasta nueve oradores hubo en un acto que duró cerca de dos horas. Se intercalaron los candidatos locales con dirigentes estatales como el coordinador del grupo en el Senado, Ramón Espinar, y Pablo Bustinduy, secretario de Relaciones Internacionales de Podemos.

Garoña, fracking, incineradora

El cabeza de lista al Congreso por Araba, Juantxo López de Uralde, puso el acento más local en el acto. Recordó que se pudo echar a Javier Maroto de la Alcaldía y también la condena del Tribunal de Cuentas contra él y contra Alfonso Alonso. Puso en valor la aportación de Equo al programa de Unidos Podemos, reivindicando la oposición a todas las centrales nucleares, y en especial por cercana a Garoña, la necesidad de la prohibición del fracking y de que no se construya la incineradora en Gipuzkoa. Y lo contrapuso a quienes dicen defender una agenda vasca cuando lo que en realidad están haciendo es «defender a Iberdrola y Petronor». De ahí al eslogan de que «nuestra patria es la gente», que un grupo de voluntarios compuso varias veces entre el público con letras blancas.

Nagua Alba pidió el voto a Unidos Podemos como el que va a «defender nuestra cultura, nuestra identidad y el derecho a decidir, aquí y en Madrid. Somos la única fuerza con capacidad de gobierno que defiende el derecho a decidir, los derechos sociales y la creación de un marco estable de paz y convivencia». «Esa es nuestra agenda», remachó Alba.

Hermandad entre pueblos

La alusión de Nagua Alba al derecho a decidir levantó los aplausos de la concurrencia, que también ovacionó con entusiasmo su mención por parte del candidato Pablo Iglesias. La secretaria general de la CAV ya lo había presentado como «el único líder de un partido estatal que defiende a Euskadi aquí y en Andalucía», lo que le dejaba parte del camino ya recorrido.

Pablo Iglesias reivindicó la capacidad de Unidos Podemos para gobernar mejor el país, y explicó que «cuando decimos país, decimos país de países». Defendió la plurinacionalidad y señaló que «claro que las cosas pueden cambiar», cuando entre esos países del Estado se habla en términos de «hermandad». Y recordó el viejo lema de que «la solidaridad es la ternura de los pueblos». «Las cosas pueden cambiar en el Estado, igual que están cambiando en Euskal Herria», proclamó.

Y si hay una idea clave entre los oradores de Unidos Podemos es la de que el domingo deben ir a votar las familias juntas, las generaciones de los abuelos y las abuelas, los padres y las madres, y los hijos y las hijas actuales, para «llenar de sonrisas las urnas». El objetivo –llevado en volandas entre gritos de «sí se puede»– es el de «vamos a ganar (o «tumbar», según la euforia del grupo de asistentes) al Partido Popular».