JUL. 18 2016 INTENTO DE GOLPE DE ESTADO EN TURQUÍA Detenciones masivas en Turquía tras el fallido el golpe de Estado Cerca de 6.000 sospechosos, 2.839 militares y 2.745 jueces y fiscales, han sido detenidos en las últimas 48 horas. La comunidad internacional está preocupada por la probable deriva represiva hacia la que se dirige un país en el que miles de manifestantes están pidiendo que se restablezca la pena de muerte, abolida en el año 2004. Last update: JUL. 26 2016 - 15:41h Miguel FERNÁNDEZ IBÁÑEZ ANKARA Antes del fallido golpe de Estado pocos pensaban que el nivel de represión en Anatolia podía incrementarse. Partidos opositores, prensa y civiles afrontaban causas legales por contradecir el irrefutable mensaje del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. Muchos de los casos parecían injustos, una caza de brujas lanzada por fiscales y jueces afines al Gobierno. Pero tras la noche del 15 de julio todo será aún más sencillo para Erdogan, que ahora cuenta en su mano con una razón de peso para aumentar su influencia en la judicatura y continuar con su limpieza general. Ayer, en Estambul, aseguró que «seguiremos limpiando este virus de todas las instituciones del Estado». El principal efecto de la asonada se traducirá sobre todo en tiempo: en lugar de necesitar un año, o dos, los enemigos del presidente caerán en semanas. En un día, 2.839 soldados han sido detenidos y se destiuido y ordenado la detenciónd e 2.745 jueces y fiscales ypor su supuesta relación con el clérigo suní Fethullah Gülen. Entre los arrestados figuran decenas de coroneles y generales, dos de los cuatro máximos cargos de las fuerzas terrestres y Ali Yazici, asistente militar del presidente turco desde el pasado agosto. El ex comandante de la Fuerza Aérea, Akin Öztürk, ha sido señalado como uno de los principales instigadores. Según el Partido Justicia y Desarrollo (AKP), importantes hilos de la asonada se movieron desde la Fuerza Aérea del Ejército turco, que con sus F16 hicieron temblar los cimientos de Ankara. De ser cierta la implicación de Gülen, los cargos de los sospechosos confirmarían hasta qué punto su estado paralelo era y es una realidad. El Estado turco nunca dudó de que detrás del levantamiento militar estaba Gülen, antaño aliado y hoy principal enemigo. En menos de dos horas, sin tiempo material para realizar una investigación, el primer ministro turco, Binali Yildirim, apuntó al clérigo como cabecilla de una asonada que ha dejado 290 muertos y más de un millar de heridos. El ministro de Justicia, Bekir Bozdag, ha asegurado que las operaciones se extenderán a todas las provincias del país, por lo que nadie cuestiona que ola de arrestos siga en aumento durante los próximos días. No obstante, las detenciones masivas de las últimas 48 horas son comunes cuando fracasa un golpe de Estado, aunque muchos temen que gente ajena al levantamiento caiga en el mismo saco por ser enemigo de Erdogan. El presidente del Estado francés, Francois Hollande, aventuró que «si el presidente ha recuperado por completo el control, que es el caso, esperamos un periodo de relativa calma, pero lo más probable es que haya represión». Diferentes voces internacionales ya han mostrado su preocupación por la ola represiva que se avecina. Pero más allá de las palabras poco pueden hacer, como ha quedado demostrado durante los dos últimos años, cuando se exacerbó el giro antidemocrático de Erdogan. Ahora, después de presentarse como víctima y vencedor, y por tanto sacar su rédito político, el presidente está envalentonado y no ha dejado de ensalzar el apoyo popular del que goza. Ayer de nuevo instó a sus seguidores a tomar las plazas públicas: «Esta no es una situación para descansar. No abandonaremos las plazas. No es sólo una operación de doce horas. Continuaremos con determinación”. Erdogan es un sabio jugador, el mejor en la historia de la República, pero tener a las desatadas masas islamistas en las calles podría convertir el Estado turco en un campo de combate para la polarizada sociedad. Existe una dilatada tradición de lucha de grupos, como se vio en los años 70 con los enfrentamientos entre comunistas y nacionalistas. Las diferencias y tensiones entre los estratos étnico-religiosos no han dejado de aumentar en el último lustro. Durante la noche del día 16, en una jornada en la que se hablaba de unión, los barrios estambulíes de la minoría religiosa aleví vivieron enfrentamientos entre grupos de izquierda e islamistas. El DHKP-C, movimiento de extrema izquierda considerado por el Gobierno como «terrorista», ha pedido al pueblo resistir en las calles contra Erdogan; en la ciudad de Malatya los alevíes fueron insultados por turbas islamistas; y varias sedes del HDP fueron atacadas en Anatolia. Los kurdos, al igual que los resignados kemalistas, de momento permanecen en silencio, pero en el Estado turco todo puede explotar de golpe. La pena de muerte Pese a que los políticos han querido destacar la unión, o más bien el rechazo contra los golpistas, las calles del Estado turco han presenciado una muestra uniforme de apoyo islamista, sin kurdos ni kemalistas y solo con el erdoganismo más militante. Algunos de los manifestantes que se concentraron en Ankara pidieron el restablecimiento de la pena de muerte, recuperando una oscura tradición heredada del kemalismo. El año pasado, después de la muerte brutal de la joven Özgecan Aslan, ya surgieron algunas voces que tantearon la posibilidad de volver a aplicarla después de su abolición en 2004. Turquía, que eliminó esta práctica para acercase a la Unión Europea, ha escuchado durante los dos últimos días a jóvenes de apenas 18 años exigir la pena de muerte para los golpistas. Durante el discurso de Yildirim en Ankara, la eufórica masa gritaba: «¡Queremos la pena de muerte!». Yildirim, en lugar de ignorar la sensible petición, afirmó que «hemos entendido vuestro mensaje. Se hará lo necesario». Y ayer el presidente, en lugar de cerrar la causa, añadió más leña al fuego: «En las democracias, las demandas de la gente no pueden ser ignoradas. Las demandas son debatidas en las instituciones y haremos todo lo que sea necesario».Este paso, que se tendría que discutir en el Parlamento, dilapidaría las negociaciones de acceso a la UE. Amnistía Internacional se ha mostrado preocupada por la actual situación. Andrew Gardner, analista en Turquía de la respetada organización, dijo que «Turquía se ha unido para defender los derechos contra una supuesta junta –militar–. Volver a la pena de muerte y reprimir a los disidentes sería el final de esta victoria». La pena de muerte, que pese a eliminarse en 2004 no se aplica desde 1984, no entiende de clases en el Estado turco. En un país aficionado a la venganza, como se demostró con el ahorcado líder Adnan Menderes, Erdogan podría estar jugando con el momento, dejando la causa a un lado en su etapa decisiva. En las conversaciones con kurdos y kemalistas no es extraño escuchar que algún día Erdogan acabará como Menderes, con su cuello enrollado a una cuerda después de una asonada. El Estado turco ha visto triunfar cuatro golpes de Estado entre 1960 y 1997. El último apartó del poder a Necmettin Erbakan, un piadoso líder islamista al que acusaban de tener una agenda islámica contraria a la Constitución. En la Turquía de Erdogan la agenda islámica no se oculta, aunque la razón que azuzó a los militares de la fallida asonada no fue el carácter religioso de las medidas del AKP, sino las ansias de poder de un presidente que controla cada rincón del país. El nuevo éxito de Erdogan le refuerza aún más en sillón. Ahora, mientras purga a militares, jueces y políticos, su sueño presidencialista parece más cercano. Antes del 15 de julio no había oposición política, y hoy ya no la hay militar. Fethullah Gulen eta Erdogan, handinahiak apurtutako elkarlan oparo zein interesatua Recep Tayyip Erdogan presidenteak ez zuen dudarik eduki kolpearen jatorria seinalatzean: Fethullah Gulen. 1990eko hamarkadatik Pennsylvanian (AEB) bizi den imama da Gulen, Cemaat («mugimendua», turkieraz) delakoaren liderra eta 2013. urtera arte Erdoganen aliatu garrantzitsua. «Estatu paralelo» moduan funtzionatzen duen mugimendu horrek filtratu zituen urte hartan Erdoganen inguruan agertutako ustelkeria kasuak. Iraganetik zetozen liskar txikiak behin betiko haustura bihurtu zituen horrek eta Turkiako presidentea Gulenen estradizioa eskatzera eraman zuen. Egun hauetan berretsitako eskaera, hain zuzen ere. Kontraerasoan, egun hauetakoa Erdoganek bere buruaren kontra emandako kolpea dela salatu berri du Gulenek berak. Ez da erraza Cemaat hori noraino iristen den jakitea, baina Estatuaren kontrolik gabe eta paraleloki funtzionatzen duen sistema boteretsu bezala azaldu ohi da, Estatua bera infiltratuta. Enpresa munduan, armadan, justizia administrazioan, komunikabideetan eta batez ere irakaskuntzan sekulako eragina daukan mugimendu hierarkizatua da, elitista eta erdi ezkutukoa, bere kide izanen direnak gazte-gaztetatik errekrutatzen dituena, goi mailako hezkuntza eskaini eta era honetan administrazioko edo enpresa munduko lanpostu garrantzitsuak lortuko dituztela bermatuz. Kemalismoak sortutako estatu laikoaren forma mendebaldarrak errespetatu arren, islamak mamitzen du Cemaat, eragina hiru iturri desberdinetatik hartuta: Korana bera, Said Nursi maisu sufiaren irakaspenak eta Gulenen grabazioak, horietariko asko aspaldi grabatuak, imama oraindik sermoigile zebilela. 90eko hamarkadan hasi zen mugimendu gulenista izenarekin ere ezagutzen dena egituratzen, predikatzailea 1999an bere erabakiz Ameriketako Estatu Batuetan erbesteratu aurretik. Orduan hasi zen orain desagertutako elkarlan oparoa Erdoganekin. AKP alderdi gazteak laguntza behar zuen armadak eta talde nazionalista laikoek kontrolatutako estatu egituretan eragina lortzeko eta han zegoen Gulenen Ceemat, islamaren presentzia Turkia modernoan sendotzeko prest. Ordura arte ejerzitoak beti eragotzi zuen indar islamisten gehiegizko boterea, eta Erdoganek kontrapisuren bat behar zuen bere asmoak aurrera eramateko. Gaur egun duda gutxi gabe esan ohi da «Ergenekon» deitutako prozesuaren atzean gulenistak egon zirela (ehunka kargu militar kondenatu zituen epaiketa erraldoia). 2013an, aldiz, adiskidetasun interesatua bukatu zen, Gezi parkeko protesta sozialen aurrean Erdoganek erakutsitako jarrera autoritarioaren ondorioz, besteak beste. Gogor jo zuten eragin handiko komunikabide gulenistek ordura arte lagun zuten Erdoganen kontra. Ondorioak, begi bistakoak.GARA El Gobierno turco evidencia el distanciamiento de Washington El fallido golpe de Estado en Turquía ha dejado en evidencia las tensiones entre dos aliados, Turquía y EEUU, a la vez que el giro de la relaciones entre Ankara y Rusia, hasta hace bien poco muy enfrentados por el conflicto sirio. Turquía ha llevado la exigencia de extradición del clérigo Fettulah Gülen al extremo de acusar a EEUU de estar detrás de la asonada. Así lo hizo el ministro turco de Trabajo, Suleiman Soilu, mientras el propio presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, reclamaba a Washington que demostrara que es «un buen aliado». El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, rechazó enojado esta acusación y telefoneó a su homólogo turco para reiterar el apoyo a Ankara. Al día siguiente del intento de golpe, el presidente de EEUU, Barack Obama, reiteró su «apoyo inequívoco al Gobierno civil y democráticamente electo de Turquía», pero a la vez pidió a «todas las partes que actúen dentro del imperio de la ley». Además, EEUU pide a Turquía pruebas de la implicación de Gülen en el golpe antes de examinar la petición de extradición El cierre de la base de Incirlik, desde donde operan los aviones estadounidenses en su campaña contra el ISIS añadió más incertidumbre. Kerry, pidió hasta en tres ocasiones la reapertura de la base. A EEUU ya le costó 11 meses negociar su uso, debido a las reticencias de Ankara por el respaldo de Washington a los kurdos en Siria, que le ha alejado de su socio en la OTAN. A la vez, Erdogan recibió el apoyo de Rusia, con la que Ankara ha calmado las hostilidades que habían crecido al extremo de que Moscú impuso sanciones contra Turquía tras el derribo de un avión de guerra ruso en la frontera con Siria. El presidente ruso, Vladimir Putin, rechazó «categóricamente las acciones anticonstitucionales y la violencia» en la primera conversación telefónica con Erdogan, tras la fallida intentona golpista. Incluso acordaron reunirse en un encuentro que podría tener lugar a principios de agosto en la ciudad rusa de Sochi. Otros países europeos, tras la primera condena del golpe, mostraron recelos hacia Erdogan. El ministro francés de Exteriores, Jean-Marc Ayrault, reclamó a Turquía que respete el Estado de Derecho, «lo que está lejos de ser el caso», y rechazó que el intento golpista pueda suponer «un cheque en blanco» para Erdogan. «No hace falta hacer purgas», insistió Ayrault, que añadió que «hay parte de sospecha en la fiabilidad» de Ankara en la lucha contra el ISIS. Por su parte, el Gobierno alemán no cree que el acuerdo sobre refugiados esté en peligro, pese a las advertencias lanzadas desde Berlín contra una «una venganza arbitraria» por parte de Ankara. Y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en una tardía reacción, expresó su confianza en que el proceso de reconciliación recientemente alcanzado con Turquía no resulte afectado.GARA BASE DE INCIRLIK EEUU anunció que las autoridades turcas han reabierto el espacio aéreo de la base de Incirlik, utilizada por Washington para sus bombardeos contra el Estado Islámico, operaciones que se reanudaron. No obstante, el suministro eléctrico a la base permanece cortado. HUIDOS A GRECIA Laa fiscalía de la ciudad griega de Alexandrupolis presentó cargos por violación del espacio aéreo y entrada ilegal en el país contra los ocho militares turcos que huyeron el sábado a Grecia en helicóptero y son reclamados por Ankara. Los ocho negaron su implicación en el golpe. EN EL PUNTO DE MIRA El avión de Erdogan, que regresaba de vacaciones, estuvo en el punto de mira de dos cazas F-16 controlados por los golpistas, pero finalmente los atacantes no dispararon, según reveló un exmilitar y confirmó un alto cargo turco, que añadió que «es un misterio por qué no dispararon». ENFRENTAMIENTOS La purga en el seno del Ejército encontró ayer resistencia en la base aérea de Konya, una de las principales del país, donde se produjeron »enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y golpistas», según Ankara, que acabaron con varias detenciones de militares. GüLEN «No estoy preocupado por la petición de extradición», afirmó el clérigo Fettulah Gülen en declaraciones a la prensa desde Saylorsburg, una localidad de Pensilvania en la que reside. Además, reiteró la acusación a Erdogan de estar detrás del golpe.