Puede que los Juegos no estén destacando por el nivel de fútbol pero sí por la emoción. Y por la gran sorpresa que supuso la eliminación de Estados Unidos. La tetracampeona olímpica no estaba ofreciendo su mejor imagen en este torneo pero tampoco Suecia es ahora mismo lo que fue y, sin embargo, derrotó a la gran favorita para disputar las semifinales por segunda vez en su historia.

Lo consiguió en la tanda de penaltis, como lo hizo su próximo rival. Brasil, plata en Atenas y Pekin, y que parece sustituir la superioridad de antaño por la motivación del anfitrión, también tuvo que jugársela desde los once metros frente a Australia, después de que los 120 minutos de partido se saldasen sin goles. Tenía que haberlo conseguido antes, en realidad, porque fue muy superior a las Matildas. Sobre todo en la segunda parte, liderado por Andressa Alves –fichada por el Barcelona para esta temporada– y con Williams como la gran heroína de su rival, aunque Logarzo también envió un balón al larguero. La emoción se prolongó a la tanda de penaltis en la que, como sucediera con Álex Morgan, la gran estrella local Marta también falló su disparo. Trece tuvieron que lanzarse en total para que Brasil lograra su objetivo.

Por la mínima se saldaron los otros dos encuentros. Canadá, que mantiene su pleno de triunfos, ajustició a Francia como hace cuatro años, en un encuentro igualadísimo y decidido por el solitario gol de Sophie Schmidt a la hora de juego. El equipo norteamericano está a un partido de igualar su mejor registro, el bronce de Londres.

Un choque que le enfrentará a Alemania, a la que ya se impuso en la fase de grupos y que, con tres bronces en su palmarés, buscará la primera final de su historia en la despedida de Silvia Neid del banquillo. Las teutonas llegan a semifinales tras derrotar por la mínima a una China rocosa, que aguantó el empuje rival hasta el minuto 76, cuando Behringer anotó el único gol del partido.

Los dos partidos de semifinales se disputarán el martes.