Las sociedades que cotizan en la bolsa de Madrid repartirán este año cerca de 40.000 millones de euros en dividendos entre sus accionistas. La cifra representa nada más y nada menos que la mitad del PIB de la CAV y Nafarroa y aproximadamente el 4% de la riqueza generada en el Estado en un año. En el pago de intereses se gastará una cantidad menor, 33.490 millones, y en desempleo aproximadamente la mitad: 19.621 millones. Tomando como referencia lo que Bruselas calcula que el nuevo Gobierno deberá recortar –unos 10.000 millones–, los dividendos dan para cubrir cuatro veces esa cantidad.

Semejantes réditos convierten a la bolsa española en la más rentable por dividendo del mundo, según Bloomberg. Las compañías españolas son de las más generosas con sus accionistas, a fin de cuentas, los ricos también necesitan cash para vivir. No obstante, a Hacienda pagan bastante menos: apenas el 6% de los beneficios las grandes empresas y algo más las pequeñas. Sin embargo, el Gobierno español solo toca el Impuesto sobre Sociedades para cambiar los pagos a cuenta de las sociedades, de modo que ingresen antes y así poder maquillar las cuentas anuales del Reino de España. No está mal para un país arruinado, con una tasa de paro indecente, con más de la cuarta parte de los hogares en riesgo de pobreza e incapaz de proporcionar un empleo digno a sus ciudadanos.

A pesar de que lo repitan machaconamente, lo que es bueno para las empresas no es necesariamente bueno para el país. A la experiencia de nuestros vecinos del sur nos remitimos.