OCT. 21 2016 CINCO AñOS DEL FIN DE LA LUCHA ARMADA DE ETA El PP frustra los esfuerzos por una declaración unánime en Madrid Alberto PRADILLA Podía haber sido histórico pero la cerrazón del PP frustró la oportunidad de que el Congreso español aprobase una declaración institucional con motivo del quinto aniversario del cese de la actividad armada de ETA. La propuesta llegaba de Eduardo Madina, diputado del PSOE y víctima de un atentado de la organización en 2002. Tras varias reuniones y después de que EH Bildu se sumase al texto después de plantear tres cambios, se confirmó que el partido de Mariano Rajoy iba a mandar a la papelera un documento que, por primera vez, podía haber aunado a todo el arco parlamentario estatal en relación a la resolución en Euskal Herria. Los medios españoles trataron de situar la responsabilidad en la coalición soberanista pero, según confirman diversas personas presentes en la reunión, fue el PP quien dio el último «no». El texto, muy breve, planteaba un acuerdo en los siguientes términos: «En el 5º aniversario del fin de la violencia de ETA, el Congreso de los Diputados manifiesta su satisfacción por un presente de convivencia en el recuerdo y homenaje a todas las víctimas del terrorismo. Afirmamos nuestro compromiso por un futuro donde las ideas políticas, desde la tolerancia, puedan seguir defendiéndose en libertad y en el respeto de los principios democráticos, y en el que ETA culmine su disolución». El documento había sido suscrito por todas las formaciones salvo EH Bildu, que pidió tres modificaciones. En lugar de «presente de convivencia» planteó «futuro». En vez de hablar de «víctimas del terrorismo», proponía «víctimas», con el objetivo de visualizar a todas aquellas personas que han padecido la violencia, sea esta ejercida por ETA o por el Estado. Por último, en la última frase, donde se había escrito «ETA culmine su disolución» se proponía la expresión «desarme». Todos los partidos salvo el PP estuvieron de acuerdo en suscribir el texto. No obstante, Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta española, fue la encargada de confirmar el «no». Lo paradójico es que, posteriormente, la versión que se trató de vender ante los medios fuese la de equidistancia en el rechazo entre PP y EH Bildu. Algo que quedó desmentido por hechos como el intercambio de tuits entre Marian Beitialarrangoitia y Eduardo Madina, en los que se felicitaban por los «esfuerzos» por llegar a un acuerdo. Hernando, a contrapié Rafael Hernando, portavoz del PP, justificó su bloqueo con el discurso tradicional de la derecha española, reiterando que no se hablaba de «banda terrorista» ni de «victoria del Estado de Derecho o de la derrota de la organización» y no se emplazaba a su «disolución y a la entrega de las armas». Tampoco se habían incluido estos términos en el texto inicial y el PP sí lo firmó. Así lo explicó, por ejemplo, Pablo Iglesias, líder de Unidos Podemos y presente en la negociación, que lamentó que se hubiese logrado la unanimidad en un texto sobre Colombia pero no en otro sobre el cese de ETA. Beitialarrangoitia, por su parte, valoró positivamente la actitud «constructiva» de todos los grupos salvo del PP. «Han sido capaces de moverse, al igual que lo hemos sido nosotras», remarcó.