NOV. 10 2016 Fútbol internacional Heavy metal en tierra de Beatles El Liverpool de Jurgen Klopp es el líder mil días después, mientras que el Red Bull Leipzig da caza en cabeza al Bayern de Munich. Joseba VIVANCO «Si los espectadores quieren emociones pero tú les ofreces una partida de ajedrez sobre hierba, alguna de las dos partes tendrá que buscarse un estadio nuevo. Los 60.000 dortmundeses que llenan las gradas no vienen para sentarse a contemplar distraídamente un partido de fútbol. ¡Quieren pasión!», defendía Jurgen Klopp sobre la mentalidad de los seguidores del Borussia Dortmund cuando llevó a los renanos a sus últimos éxitos deportivos. Ahora lo hace en otro templo del fútbol, el mítico Anfield, donde ha irrumpido con su heavy metal en territorio de los Beatles por mucho que Ringo Starr fuera seguidor del Arsenal y Paul MacCartney del Everton. Donde se documentó una de las primeras incursiones de la música pop en un estadio cuando la grada The Kop se apropió de ‘‘She love´s you’’ y su pegadizo estribillo «yeah! yeah! yeah!», el mismo santuario en el que una canción como ‘‘You´ll neever walk alone’’ se convertiría en himno Red llegando al number one de las listas británicas allá en 1963, y hoy a entonarse como propio en el Westfalenstadion del Dortmund. El Liverpool es el nuevo líder de la Premier y la culpa la tiene un tipo carismático y comunicador, The Normal One como se definió el día de su presentación en contraposición a José Mourinho, y que nada más aterrizar en Anfield emplazó a sus jugadores a que dejaran de tocar el mítico escudo que antecede al terreno de juego... hasta que no lograran un título. Él es Jurgen Klopp, el del fútbol al galope, a ritmo de batería, el más divertido ahora mismo en Inglaterra. El tropiezo del City de Guardiola en casa y el empate del Arsenal en el derbi del norte de Londres pusieron en bandeja el liderato para un Liverpool líder en goles y acciones ofensivas, que no falló a la cita y le endosó 6-1 a un Watford que llegaba tras tres partidos sin encajar gol, con un portugués Coutinho excelso una vez más y un equipo que practica un fútbol de vértigo. Líder casi mil días después, los Reds no sabían lo que era mirar al resto por el retrovisor y en la ciudad ya sueñan con aquel último Liverpool coronado hace un cuarto de siglo. El de las locuras del portero Globbelar, de Gillespie, del danés Jan Molby, del poderoso John Barnes, de Peter Beardsley, del galés Ian Rush... Con un punto de renta, el Liverpool respecto al renacido Chelsea y dos ante el Manchester City y Arsenal, la Premier no perdona los tiempos muertos ni despistes. Le ha sucedido a los Citizens de Guardiola, que sumaban su tercer empate consecutivo en su campo, esta vez 1-1 –gol 150 de Agüero con los sky blues en 223 patidos, tremendo– ante el “Boro” de Aitor Karanka, donde, tras no sentenciar en el primer tiempo en el que avasallaron con 19 disparos la portería de Víctor Valdés, acabaron perdiendo dos puntos en el minuto 90. Pep, resignado, admitió que «en las áreas no somos lo suficientemente buenos». Nagelsmann, técnico de moda Tampoco los Gunners lograron asaltar el liderato en el esperado derbi del norte de Londres, una rivalidad histórica que se remonta a 1913 cuando el Arsenal se trasladó al estadio de Highbury, a tan solo seis millas del santuario del Tottenham, White Hart Lane, lo que les convertía en los vecinos más cercanos del la margen izquierda del Támesis. El inicio de una profunda enemistad entre los Spurs a los que históricamente se les relaciona con el judaísmo, y los “cañoneros”, con el catolicismo. Una rivalidad que llega al punto de que los fans del Arsenal celebran oficialmente el día que de forma matemática quedan por delante en la tabla, y es la mayoría de las veces. Duelo londinense por excelencia que acabó en tablas, 1-1, con el empate para los visitantes de un Harry Kane que regresaba de su lesión y no faltó a la cita del gol. Mauricio Pochettino dispuso en el Emirates una defensa de tres, la táctica que está de moda en las Islas y que tan buenos resultados le está dando a un lanzando Chelsea. Desde que Antonio Conte apostó por los tres centrales, los Blues han ganado cinco partidos de Premier y no han encajado goles. Esta jornada, ante el Everton de Romelu Lukaku fue una exhibición. Vencieron por un redondo 5-0 pudiendo incluso haber marcado más goles, en una gesta colectiva donde si hubo un nombre propio ese fue el de Eden Hazard. “Mamma mia…”, llegó a exclamar Conte gesticulando con la mano al más puro estilo italiano tras el golazo del menudo diablo belga. De su mano y de la de Diego Costa, el carácter del Chelsea ha vuelto por sus fueros aunque sea para desgracia de unos Fábregas, Ivanovic y el capitán, John Terry, que tienen los días contados. Contados quién sabe si los puede tener también Fernando Llorente en el Swansea, sobre todo tras las afiladas críticas del que fuera gran artillero Alan Shearer y hoy comentarista en la BBC. «¿Alguien podría tratar de explicarme qué hace o quiere hacer Llorente aquí? No es pedir demasiado que trabajen un poco contra uno de los clubs más grandes del país. Mírales andando, ni corren. Es una falta absoluta de esfuerzo», fue una de sus lindezas hacia el de Rincón de Soto. Por fin la dupla atacante de los “cisnes” fue la del riojano con el exarmero Borja Bastón, pero dio igual. Los colistas galeses resucitaron al United, que les endosó un 1-3, donde Zlatan Ibrahimovic por fin acabó con su sequía y lo hizo por partida doble, para de paso firmar el gol 25.000 de la historia de la Premier y su gol 400 como profesional. El otro nombre propio, el cuestionado Wayne Rooney, que regaló dos asistencias y con un centenar en su haber se aproxima a las 102 de Frank Lampard, pero lejos aún de las 142 del gran Giggs. En la Bundesliga alemana el nombre propio no recae en ningún futbolista, sino en un club, el indeseado Red Bull Leipzig, que volvió a ganar y no es noticia, pero sí el que aprovechara un nuevo traspiés del Bayern para dar caza a los bávaros e igualarles en lo alto de la tabla. Los de Carlo Ancelotti, que vistieron una camiseta hecha a base de plástico reciclado ex-traído del mar, no pudieron pasar del empate en el Allianz ante la otra revelación, el Hoffenheim –sus jugadores corrieron 123,3 kilómetros, récord del torneo– de uno de los técnicos con mayor proyección del continente. Hablamos del jovencísimo Julian Nagelsmann (29 años), quien, por edad y resultados, es lo más parecido que ha habido en Europa a la aparición de André Villas-Boas –acaba de fichar por la Superliga china con un sueldazo de 13 millones al año – con 32 años en el Oporto. Nagelsmann cogió las riendas del Hoffe la campaña pasada a siete puntos de la salvación y en la presente lo mantiene invicto tras diez jornadas, rivalizando con un Bayern que hace unos años le tentó tras su gran labor con los juveniles del Hoffenheim, pero ni Guardiola le convenció para que se viniera a Munich. Johan Cruyff decía que «lo más rentable siempre era la cantera». Y en este caso lo ha sido. Cantera contra cartera. El Mónaco es el máximo goleador europeo con 36 dianas en doce jornadas. Masacró 6-0 al Nancy, con dos tantos de Radamel Falcao que ha vuelto on fire de su lesión, y acecha el liderato de un Niza que perdió su primer partido. No cede la Juventus en la Serie A, sufre un calvario el Napoli que solo ha ganado dos partidos de siete –a su portero Pepe Reina se le acabaron las bromas– y hierven los tifosi del Inter que colgaron una pancarta que rezaba «Hay un inglés, un chino y un indonesio que quieren hacernos ser el chiste de Italia”», en referencia a los propietarios del club. Desde luego no tienen la suerte de Arrigo Sacchi y aquel Milan de principios de los noventa, cuyo secreto, era «tener a los holandeses delante y los italianos detrás». Qué heavy.