Martin Garitano
Periodista
IKUSMIRA

Lo sabían los chinos

Que el PNV no iba a suscribir pacto de gobierno alguno con EH Bildu y que en breve anunciará un acuerdo con discrepancias pactadas con el PSE-PSOE lo sabían hasta los chinos y los negritos del anuncio de Cola Cao.

Aunque para la escena final, Iñigo Urkullu tuviera que protagonizar un episodio chusco, una provocación de escaso nivel intelectual que acredita la debilidad del argumento.

Al final, la zanja abierta con las manos por el lehendakari, ha sido suficiente. Y ha correspondido a la dirección de su partido reconocer que las propuestas sociales y económicas de la izquierda vasca se le indigestan a quienes gestionan las políticas de la derecha, de las patron ales, de las grandes corporaciones, de los beneficiarios de las contratas públicas.

Y, así las cosas, harán creer a sus bases sociales que ha sido una pena, pero que todavía no es factible un gran pacto de país.

Dirán, una vez más, que la izquierda soberanista no está madura pero que ya llegará el día. Una vez más la derecha vasca, que se nutre de buena parte de la clase trabajadora, recurrirá a la muleta de un PSE enclenque, necesitado de respiración asistida, para seguir en el machito –ahora le llaman centralidad– y pactarán presupuestos con quien gobierne en Madrid; harán suyas todas y cada una de las propuestas de Confebask, tomadas al pie de la letra al modo de instrucciones; negociarán los euros que les faltan para enterrarlos en el TAV o alguna otra ocurrencia. Y, como dice el dicho, aquí paz y después gloria.