Las obligadas ausencias de Aduriz y Raúl García ante el Eibar permitieron ver una versión más vertical y vertiginosa del Athletic. Con ‘Willy’ como nueve, Muniain por dentro y los fajadores Susaeta y Sabin por las alas, los leones supieron combinar el espacio y la conducción. Más carreras, eslalon y regates, se jugó más por el suelo que por arriba. Las características de los protagonistas así lo propiciaban.

Más allá de lo puntual, lo que resulta evidente es que el Athletic tiene abundancia de recursos en ataque. Mermados en la llegada por las bandas debido a la lesión de Óscar de Marcos, el equipo ha tirado de pegada para vencer a Valencia, Sevilla, Real Sociedad, Villarreal y Eibar, en casa. Jugando en campo contrario, empujando, presionando la salida del rival y maximizando los golpes propios. Por arriba, por abajo y abriendo el campo en el último cuarto. Ahí se explotan la capacidad rematadora de ‘Adu’ y Raúl, el disparo al borde del área, así como la potencia de Williams, un estilo más industrial en lo estético pero igual de efectivo.

Los triunfos fuera de casa, que llegarán, dotarán de regularidad a un equipo que muta de piel en plena competición. Kepa o Yeray son realidades, Lekue un valor importante en la rotación mientras que Saborit y Vesga se hacen con más minutos poco a poco. Una lista a la que se ha sumado Asier Villalibre, el gernikarra que amplía los mimbres en ataque, algo corta de efectivos tras las salidas de Viguera y Sola. Valverde está aplicando la fase transicional mientras el equipo gana, algo que hay que valorar. 23 puntos son un buen botín con la vista puesta en certificar el primer puesto europeo en Viena y seguir sumando ante un Betis al alza.