Raimundo Fitero
DE REOJO

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No entiendo la pertinaz costumbre de comentar los discursos de los reyes. ¿Tienen  poder o son embajadores de la idiotez y la tradición de comer mazapanes con anís? Nadie puede esperar que en rey duplicado tenga algo más que ofrecer que el original. Bueno, sí, juventud. O altura. O dudas metodológicas. Nunca inteligencia política. Si pensara un poco como ciudadano debería dimitir. Pero se quedaría sin sueldo y no está el reino para tonterías. Quizás debería ser tan emprendedor como el actual ministro de Exteriores que no abre la boca sin que suba el precio de miel de oveja. O del costillar de abeja.

Como estamos en tiempo de resúmenes y listados, resulta que leo un informe y me quedo muy sorprendido pues asegura que ha aumentado un mil cuatrocientos cincuenta por ciento la producción propia de series televisivas en los últimos cinco años. Se han emitido en todas las plataformas cuatrocientas cincuenta y cinco series nuevas. Aquí se cuentan las que se emiten on line. Servidores como Amazon (insisto en señalar que este monstruo acabará con la Humanidad), Hulu y Netflix no solamente comercializan productos ya hechos, sino que los están empezando a producir y a vender, sabiendo de antemano los gustos de unas inmensas mayorías.

Los datos y más datos que vamos dejando en todo nuestro cotidiano quehacer digital les sirve a sus analistas más especializados para saber nuestras preferencias en cualquier orden de nuestras actividades consumidoras. En lo audiovisual, como lo editorial, la gastronomía o el calzado usan esos grandes datos para colorear, poner poca sal o quitarle el gluten a las series y a los congelados. Ellos ya saben la serie que nos gustará a los de determinada tendencia musical. Aunque no nos hayamos enterado. Empieza a dar miedo dejar tantas huellas.