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EDITORIALA

35 horas, un hecho ante la farsa de la bilateralidad


La realidad volvió a dar ayer una muestra de las reglas de juego que maneja el Gobierno español en cuanto a su relación con las instituciones vascas, muy lejos de la imagen de sintonía que en las últimas semanas se pretende trasladar desde Madrid y Gasteiz exclusivamente por los intereses de los partidos gobernantes, PP y PNV. Esa realidad es la decisión del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco de anular un decreto de Gobierno de Lakua que en febrero de este año recuperó las 35 horas semanales para los funcionarios, fruto del recurso presentado por el Ejecutivo de Mariano Rajoy contra esta medida. La resolución invalida la iniciativa de Gasteiz frente al decreto estatal que en 2013 impuso la jornada de 37,5 horas semanales, que no gustó en Madrid como ocurre últimamente casi con cada decisión vasca y fue recurrido alegando que Lakua no es competente para modificar la ordenanza. A la espera de que el Tribunal Supremo –otra instancia de parte– se pronuncie sobre el recurso que el Gabinete de Iñigo Urkullu ya ha anunciado que presentará, la medida afectaría a unos 70.000 trabajadores vascos.

Llueve sobre mojado, y cada vez con más fuerza. La obsesión por obstruir cualquier decisión soberana, sea grande o pequeña, de las instituciones vascas y catalanas aburre y exaspera. Y además convierte en absolutamente chirriante el discurso de armonía y entendimiento que venden los máximos responsables de Moncloa y Lakua estas últimas semanas. Fundamentalmente porque la pretendida bilateralidad no es tal, como demuestra este último episodio. La acumulación de recursos ante el Constitucional y otros tribunales suena incluso a un afán del PP de acumular monedas de cambio para una eventual negociación con el PNV, pero su retirada solo supondría poner paños calientes al mal de fondo. Nada hace pensar que haya un interés mínimo en Madrid por respetar las decisiones de las instituciones vascas. Y más lamentable aún es que sean éstas quienes se acomoden a esta situación inaceptable.