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JO PUNTUA

Cosiendo las brechas


Tras el golpe de estado que acabó con Pedro Sánchez como secretario general del PSOE, todos, incluida la gestora que le suplantó y la dueña de la mano negra que comandaba la operación de defenestración, se pusieron a repetir que a partir de entonces lo importante era coser las brechas producidas en el partido a consecuencia de los bochornosos acontecimientos ocurridos en la sede madrileña de Ferraz. Lo de Pedro fue una contradicción al cuadrado, porque le eligieron por guapo y le echaron por la cara. Pero así es la política.

Al cabo de unos meses de aquello, las únicas costuras que se han cosido son las que les separaban del PP, hasta el punto de que se pasó del rotundo «No es No», a que no solo hayan dejado gobernar a Rajoy, sino que parece han conformado una suerte de coalición que puede llegar a nombrar a medias los magistrados del Constitucional, en perjuicio de lo que la matemática parlamentaria otorga a sus rivales. Los sociatas se parten la cara entre ellos hasta por la forma de reparto de los decimos premiados del Gordo, pero se llevan a partir un piñón con los otrora calificados de corruptos de Génova.

Los que aparecían como leales a Pedro son cada vez menos y menos leales. Antes le animaban a presentar su candidatura en la primarias y ahora tratan de convencerle de que no lo haga, porque lo que conviene al partido es que haya unas primarias con candidata única, para que la casta Susana, sea elegida por aclamación. No sé yo que clase de primarias democráticas son esas de una sola candidata, pero bueno…

El caso es que entre los exleales aparece el exlehendakari no nacionalista. Es como si Patxi, que cursó estudios de ingeniería, hubiera aprobado solo gimnasia y se dedicara al funambulismo. Ahora se postula como tercera vía, y ha conseguido algo imposible en su partido: unanimidad; nadie quiere que se presente. Vale para todo, sea un roto o un descosido.