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Interview
GASPARD ULLIEL
ACTOR

«Los sueños siempre son más grandes que uno mismo»

Considerado en el Estado francés como uno de los mejores actores de su generación, protagoniza la más reciente película del canadiense Xavier Dolan, «Solo el fin del mundo», ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes.


En los hombros de Gaspard Ulliel (Boulogne-Billancourt, 1984) recae una importante carga del más reciente filme de Xavier Dolan, “Solo el fin del mundo”. Esta no es la primera vez que el intérprete se pone a las órdenes de un director tan polémico como el canadiense, sin embargo en él se denota cierta inquietud.

Considerado como uno de los mejores actores de su generación, Ulliel se adentró en la interpretación por pura casualidad cuando tenía 12 años. Su intención era más bien dirigir, pero llegó un momento en el que la interpretación lo atrapó para siempre. Después de trabajar en la televisión, comenzó a dar sus primeros pasos en el cine. Destacado por su Manech en “Amor eterno” (de Jean-Pierre Jeunet, 2004), ganando el César de ese año, el impulso definitivo lo obtuvo al encarnar al gran diseñador Yves Saint Laurent, en el biopic dirigido por Bertrand Bonello en 2015. Sin embargo en el Estado francés a Ulliel no solamente se le conoce por sus notables actuaciones, sino también por ser imagen de marcas de lujo, de modo que su presencia por las calles es constante y en dimensiones gigantescas.

“Solo el fin del mundo” (“Juste la fin du monde”), también escrita por Xavier Dolan, está basada en la obra de teatro homónima del galo Jean-Luc Lagarce, y habla sobre la la incomunicación en una familia que discute hasta por el color de las servilletas, pero que evade hablar de temas realmente importantes. Louis (Ulliel) ha logrado la fama como escritor, tiene 34 años, y después de 12 años de ausencia, retorna a su casa donde le espera su particular familia, a la que visita con la única intención de comunicarle que va a morir.

En la claustrofóbica atmosfera creada por Dolan, a Gaspard Ulliel le acompaña un elenco de lujo conformado por Marion Cotillard, Nathalie Baye, Vincent Cassel y Léa Seydoux. Ulliel convence como Louis, dándole todos los matices necesarios que se enfatizan con sus silencios y medias sonrisas en medio de esa familia que desde hace mucho tiempo le es extraña, pero que sigue siendo su familia.

En la pasada edición del Festival de Cannes, “Solo el fin del mundo” dividió a la crítica, cosa habitual con cada trabajo de Dolan, no obstante se hizo con el Gran Premio del Jurado. La inquietud que tenía Ulliel no era pequeña, ya que cada película de Xavier Dolan despierta muchas expectativas, sobre todo en la prensa especializada. ¿Que si hay presión? «Sí, y mucha», confesaría aquella tarde. Antes de que se diera a conocer el fallo del jurado, en la terraza del Hotel JW Marriott de la Riviera francesa Ulliel habló sobre la experiencia de asumir el rol de Louis y de lo que le supone ser actor.

En «Solo el fin del mundo» la historia gira en torno a su personaje, Louis. ¿Ha sido exigente este rol?

Se trataba de un personaje de gran envergadura, por eso constituyó un reto, fue bastante agotador, aunque se desarrolla prácticamente en un set, y durante una tarde.

En un papel como este, da la sensación de que la entrega emocional es absoluta. ¿Cómo es para usted pasar página una vez concluidas las jornadas de trabajo?

Es terriblemente frustrante (se ríe). Es algo muy grande cuando estás inmerso en un proceso que demanda mucho de tus emociones (reflexiona). Soy ese tipo de persona a la que le encanta tener todo bajo control tanto en mi trabajo como en mi vida privada. Me puedo obsesionar con detalles ínfimos, pero poco a poco estoy aprendiendo a “pasar página”, lo cual es fundamental cuando eres actor, porque de lo contrario es extremadamente frustrante. Durante todo un día estás metido en la vida de alguien que no eres tú, aportando todos tus sentimientos y emociones, pero al final esa persona que encarnas ni siquiera te pertenece porque es del director, quien en la sala de edición puede aún cambiar todo. De manera que tienes que soltarlo.

Ha trabajado con directores muy diversos, pero ¿en qué se diferencia el trabajo con Xavier Dolan?

Es muy diferente… Aunque a decir verdad, siempre te enfrentas a experiencias muy heterogéneas, y no creo que sean “buenas” o “malas”, porque se trata de los procesos a los que te enfrentas, de las formas de trabajo y de experimentar de cada uno de ellos. Xavier es tan preciso como un cirujano. Es excepcional la manera como dirige a sus actores, siempre estuvo presente, acompañándonos, y tuve la oportunidad de explorar terrenos donde nunca antes había entrado.

¿Cuánto de diferente tiene acercarse a un personaje de ficción o a uno real?

Depende. Puedo decir que prefiero los personajes de ficción, porque te dan muchas más libertades y más oportunidades para “inventarte” cosas (se sonríe). Recuerdo que cuando estaba trabajando en el filme sobre Yves Saint Laurent llegó un momento en el que me sentí bloqueado debido a toda la información que tenía sobre él. Por otra parte, cuando asumes a un personaje real, te enfrentas a un proceso diferente, largo e intenso, y durante todo el tiempo sabes que estás expuesto a otras expectativas de la audiencia, en cambio al tratarse de un personaje ficticio casi no existen expectativas en particular.

¿Qué toma en cuenta a la hora de construir un personaje?

Siempre trato de hallar algunos puntos de encuentro, por decirlo de alguna manera, con mis personajes. Pero no es algo que quiera trabajar de forma consciente, porque lo que quiero es que esas convergencias fluyan orgánicamente. De manera que creo que la clave está en tratar de crear inconscientemente una suerte de resonancia interna con tus personajes. Por eso digo que siempre hay una parte de mí en cada rol.

¿Qué significa para usted exponerse a mostrar aspectos de su persona a través de sus papeles?

En tu vida puedes ser muy tímido, tal vez incapaz de hacer muchas cosas, pero siendo actor se te presenta la oportunidad de sobreponerte a todo eso, te da la oportunidad de “existir” de una forma diferente, de rebelarte frente a tu naturaleza, y descubrir tu propia personalidad.

¿En qué se diferencia el pasado cuando quería convertirse en actor, a su presente siendo uno de los intérpretes jóvenes más conocidos en el Estado francés?

Los sueños siempre son más grandes que uno mismo (se sonríe). Tienes que seguir soñando con más y más. Aún soy joven, tengo una trayectoria bastante corta, pero aun siendo un Gérard Depardieu con una carrera gigantesca a tus espaldas, si dejas de soñar, desistes en esperar por más, dejas de crear. Por eso pienso que siempre debes empujarte hasta los límites.

¿Se han hecho realidad sus sueños o los suyos eran más bien diferentes a lo que ha logrado?

(reflexiona) No estoy seguro de haber tenido expectativas tan precisas. En la industria cinematográfica uno nunca sabe lo que va a pasar. Si tratas a toda costa de cumplir todas tus expectativas, lo único que vas a lograr es una cadena de decepciones. Pienso que más bien se trata de vivir el presente.