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WASHINGTON

Jueces aplazan varias expulsiones y ponen en un aprieto a Trump

EEUU necesita «fronteras fuertes» y «controles estrictos», declaró ayer Donald Trump en su cuenta de Twitter, en una aparente reacción al revés judicial impuesto a su decreto sobre los refugiados por varios jueces federales. Dicho decreto ha sido rechazado incluso por sus aliados más estrechos y ha causado gran confusión en todo el planeta.

Varias organizaciones, entre ellas la Unión estadounidense de Libertades Civiles (ACLU), interpusieron una demanda judicial el sábado contra el decreto promulgado un día antes por el mandatario, logrando que la Justicia lo bloqueara en parte.

El decreto suspende la acogida de refugiados musulmanes durante 120 días, así como el ingreso durante 90 días de ciudadanos de Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen, mientras se revisan los criterios de admisión. Su aplicación desde la noche del viernes tomó por sorpresa a viajeros que ya habían abordado sus vuelos o estaban listos para abordar. El Gobierno de Trump ha señalado que 375 pasajeros se han visto afectados por la orden ejecutiva: 109 de ellos se encuentran en tránsito a EEUU y se les denegó la entrada en el país. A otras 173 personas les fue denegado el embarque en sus vuelos a EEUU en aeropuertos de origen, según ha informado un alto mando.

La jueza federal de Nueva York Ann Donnelly impidió al Gobierno expulsar a los pasajeros que ya habían llegado al país tras una audiencia de urgencia realizada en la noche del sábado. El Departamento de Seguridad Interior dijo que «acatará las decisiones judiciales», lo que se presume que incluye esta sentencia.

A pesar de la decisión judicial, miles de personas (inicialmente eran sólo unas decenas) se manifestaron pacíficamente en el aeropuerto JFK de Nueva York. «La gente está preparada para oponerse a esto», dijo David Gaddis, de 43 años. «No es sorprendente que la gente se movilice. Cada día que [Trump] está en su despacho, hay una emergencia nacional».

En otros grandes aeropuertos, como Washington, Chicago, Mineápolis, Denver, Los Ángeles, San Francisco y Dallas, también hubo concurridas protestas.

Donnelly ordenó al Gobierno que facilite listas con todos los detenidos en aeropuertos desde la entrada en vigor de la medida. Tras el dictamen de la magistrada neoyorquina, jueces federales en Alexandria (Virginia), Seattle (Washington) y Boston (Massachusetts) adoptaron decisiones similares. Además, los fiscales generales de 16 estados se comprometieron a «trabajar juntos para garantizar que el Gobierno federal obedece la Constitución, respeta nuestra historia como nación de inmigrantes y no ataca ilegalmente a nadie por su país de origen o su religión».

Los defensores de los derechos humanos presentaron la demanda el sábado por la mañana, tras la detención en la noche del viernes de dos iraquíes en el aeropuerto JFK, pese a que contaban con toda la documentación en regla. Uno de ellos trabajó para el Gobierno de EEUU en Irak durante 10 años y el otro viajó al país a reunirse con su esposa, que trabaja para una empresa estadounidense.

La medida de Trump contra los musulmanes de siete países fue criticada en casa y en el extranjero. Su contrincante en la carrera por la Casa Blanca, la demócrata Hillary Clinton, manifestó: «Nosotros no somos así».

Cinco de los países afectados son árabes, pero la reacción de sus gobernantes ha sido la más tímida. El secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abulgueit, expresó «profunda preocupación» por el veto, calificó las medidas de «restricciones injustificadas» y mostró su deseo de que EEUU revise su postura.

Por lo que respecta a Europa, el francés Hollande fue el primero en reaccionar al advertir personalmente a Trump, en una conversación telefónica en la noche del sábado, de que la defensa de la democracia implica el respeto de los principios en los que se sustenta, «en particular la acogida de los refugiados».

En Alemania, Merkel dijo ayer estar «convencida de que la guerra contra el terrorismo no justifica que se coloque bajo sospecha generalizada a personas en función de una determinada procedencia o religión».

Partidos alemanes de diverso signo rechazaron el veto y el expresidente del Parlamento Europeo Martin Schulz, candidato del SPD a las elecciones generales germanas, dijo que Trump ha roto «un tabú», lo que dañará las relaciones transatlánticas.

May y Corbyn

En cuanto a Gran Bretaña, fiel aliado de EEUU y con importante inmigración de los países vetados, la reacción del Gobierno llegó ayer después de que la primer ministra, Theresa May, recibiese duras críticas por su negativa inicial a pronunciarse. Desde Downing Street, May declaró no estar de acuerdo con el polémico decreto y ordenó a sus ministros de Exteriores e Interior contactar con sus homólogos de Estados Unidos para «aclarar la situación» y evaluar el impacto de esas medidas en refugiados y musulmanes, además de en ciudadanos británicos, muchos de ellos con doble nacionalidad de alguno de los siete países vetados.

El líder laborista británico, Jeremy Corbyn, fue más allá y exigió cancelar la visita de Trump a Gran Bretaña hasta que se levante la nueva medida estadounidense contra los musulmanes.

Entre los países vetados, la respuesta más dura llegó del Gobierno de Irán, que calificó la decisión de Trump de «insulto flagrante a los musulmanes del mundo» que fomenta «la propagación de la violencia y el extremismo».

En marcha la guerra contra el «elefante» de la burocracia federal

Los empleados públicos están alarmados por la cruzada del presidente contra los funcionarios del Gobierno mediante la congelación de contrataciones. Trump prohibió por 90 días la contratación de empleados federales, excepto para el sector militar, y ordenó no llenar vacantes hasta que se implante un programa de reducción de la función pública. Esa moratoria supone decenas de miles de cargos que quedarán sin llenar en los próximos tres meses. El total de funcionarios es hoy de 2,1 millones.GARA

Premiazko besarkadak, hegoaldeko mugak bereizitako Mexikoko senideen artean

Besarkada luzeak, baina ez nahi bezain luzeak. Malkoak eta presazko elkarrizketak. AEBetako deportazioek bereizi dituzten Mexikoko familiek hiru minutu (ondo neurtutako denbora) izan zituzten larunbatean Rio Granden, etxekoak berriz ikusi eta ukitzeko. Mexikoko Juarez eta Texasko El Pasotik 4.000 lagun inguru joan ziren ibaiko puntu jakin batera, «Besarkadak, ez hormak» izeneko ekimenari esker. Hirugarren ekitaldia izan da aurtengoa eta antolatzaileek ez dute baztertzen horrelako aukerak ere debekatzea Donald Trump AEBetako presidenteak.

«Ezin dira oztopo gehiago jarri mugan, familia osoak bereizten baitira, umeak, senar-emazteak, anai-arrebak», esan du Fernando Garcia larunbateko ekimena antolatu zuen Giza Eskubideen Mugako Sareko zuzendariak. Trumpen aurkako mezu ugari irakur zitezkeen esku hartzaileek eraman zituzten pankartetan: «Chinga tu madre, Trump», esaterako.

Mexikon bizi direnek izena eman zuten aurrena ibaiaren erdiraino joan ahal izateko, bertan hiru minutuz AEBetan bizi diren senideekin egoteko aukera izango baitzuten. «Sei urte daramatzat El Pason, sei urte seme-alabak eta ilobak ikusteko aukerarik gabe. Beraiek Juarezera itzuli beharra izan zuten eta ni hemen geratu nintzen, eta oraindik ez dut izan muga zeharkatzeko aukerarik», esan zuen Guadalupe Mora 56 urteko emakumeak. Oso urduri zegoen, bere etxekoak musukatzeko aukera orduan izango baitzuen. Tankerako ekimenak antolatu izan dira mendebalderago, Kaliforniako San Diego hiriaren eta Kalifornia Behereko Tijuanaren artean.

«Donald Trumpen politiken aurkako ahotsa entzunarazi nahi dugu, mugan hormak eraikitzeak dakarrena uler dezan», esplikatu du Garciak.

«Pozik nago, ama berriz ikusteko aukera izan dut-eta. Jainkoari eskertzen diot aukera. Oso injustua da Mexikoko milaka familiak era honetan ibili behar izana», adierazi du Gabriel Guadalupe Moraren semeak. Ama denbora gehiagoz ikusi ahal izateko, berari begira egin zituen berriz Mexikora itzultzeko metro guztiak, anaia eta seme-alabak ondoan zituela.GARA