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PARÍS

La Policía francesa busca documentos del «caso Fillon» en el Parlamento

La Policía buscó ayer en la Asamblea francesa documentos que aclaren si la esposa del candidato de la derecha a la presidencia, François Fillon, tuvo empleos ficticios por los que cobró al menos 900.000 euros, según nuevas revelaciones de “Le Canard Enchaîné”.

Los investigadores encargados de determinar si la esposa del líder de la derecha francesa, François Fillon, cobró dinero público por empleos ficticios, acudieron ayer a la Asamblea francesa para buscar documentos que permitan aclarar si cumplió con su trabajo de asistente parlamentaria. El procedimiento es muy infrecuente y técnicamente no es un registro, aunque así lo calificó el jefe de filas de Los Republicanos, Christian Jacob, mientras fuentes de la investigación lo denominaron «entrega de documentos».

Jacob aseguró, además, que Fillon tiene el apoyo de todos los diputados del grupo, pero el escándalo está haciendo mella en su popularidad.

Se trata de determinar si hay pruebas de que Penelope Fillon trabajó de asistente parlamentaria de su marido y luego del diputado Marc Joulaud, un empleo por el que recibió 900.000 euros brutos de dinero público durante los años en que estuvo contratada. “Le Canard Enchaîné”, que sacó a la luz la semana pasada este escándalo, había hablado en un primer tiempo de «500.000 euros brutos». Tras descubrir nuevos documento", afirma ahora que Penelope Fillon cobró 831.440 euros brutos por haber trabajado como asistente parlamentaria. Y no solo desde 1998 a 2002, como afirmó la semana pasada la misma fuente, sino desde 1988. También cobró unos 100.000 euros por un empleo en una revista literaria francesa, propiedad de un amigo de Fillon.

Además, el candidato presidencial, que hasta hace unas semanas lideraba la carrera por el Elíseo, contrató a dos de sus hijos como asistentes parlamentarios cuando fue senador entre 2005 y 2007.

El abogado del candidato a la Presidencia, Antonin Lévy, explicó en el canal BFMTV que el trabajo de asistente parlamentario no es forzosamente algo «tangible» porque «se trata de asistir a su diputado, de preparar con él sus discursos, ayudarle a releerlos», transmitirle las inquietudes de los contactos con los electores, examinar «el correo masivo» que recibe o transmitirle los mensajes que le van dirigidos.

Filllon aseguró que se trata de «una operación de calumnia muy profesional, de una tremenda amplitud, sin precedentes en la V República, a menos de tres meses de las elecciones».