GARA Euskal Herriko egunkaria
JO PUNTUA

Dinamitado de Podemos, una mala noticia


La izquierda soberanista-independentista vasca compite y confronta a diferentes niveles con Podemos. También coincide e incluso coopera, en Nafarroa, por ejemplo. Pero, en muchos sentidos, Podemos ha decepcionado.

Preocupa su desprecio por las luchas previas a su irrupción. Disgusta su frivolidad en relación al papel de los medios de comunicación convencionales. Decepciona ese nacionalismo banal español que han terminado por asumir, alentando un patriotismo que tiene un significado muy reaccionario en este estado «cárcel de pueblos». Irrita que, confundiéndose de enemigo, hayan alardeado de ser la única fuerza capaz de parar los pies al independentismo, postulándose así ante las élites como un agente de orden a pesar de sus discursos grandilocuentes y sus cansinas referencias a la «nueva política».

Es posible que el dinamitado de Podemos al que estamos asistiendo tenga consecuencias positivas para los independentismos vasco y catalán. Como no existe alternativa a nivel estatal a la nueva gran coalición y sus planes de restauración basados en el modelo de la reforma postfranquista, es mejor que los espejismos se disipen. Por si hubo alguna duda, ya desaparecieron: el vector de la democratización y el cambio social no coincide con la escala estado español, sino que pasa por la auto-organización de los pueblos decididos a ser dueños de su destino.

Sin embargo, no veo nada que celebrar en que salte por los aires un intento de construcción de un movimiento político enfrentado al neoliberalismo. Sospecho, además, que se puede convertir en un grave daño para la izquierda y los movimientos emancipadores, porque intentarán pasarnos las facturas del lamentable espectáculo que Podemos está ofreciendo, del mismo modo que la caída de la URSS supuso un desastroso tsunami para todas las izquierdas y movimientos populares, por muy críticos que fueran con aquella experiencia concreta.