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JO PUNTUA

Involución forzada


Los umbrales de tolerancia a la desigualdad, la injusticia y la opresión social se van difuminando hasta cotas tan elevadas que, de facto, abocan a nuestro mundo «civilizado» hacia una forma de insensibilidad colectiva muy cercana a la misantropía. Los crueles intereses del capitalismo más inhumanamente extremo presionan para imponer, de manera perversa y espuria, conductas derivadas del instinto animal de la conservación por encima de una de las más íntimas inmanencias al ser humano: la solidaridad.

No es un pensamiento abstracto. Al menos el 9% de los menores de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa sufre pobreza extrema, no tiene cubiertas sus necesidades esenciales. Vive en la miseria. Son datos ofrecidos la semana pasada por Save de Children en forma de SOS dirigido tanto a las instituciones como hacia la propia sociedad. Las situaciones de emergencia se ceban especialmente con las familias monoparentales y en las de origen extranjero, que lidian a diario con la más básica supervivencia: alimentación deficiente, indigencia energética o terror ante la amenaza de los desahucios.

En otros casos, la pobreza se va colando por las rendijas de los hogares vascos en forma de privaciones sutiles, pero alarmantes. La imposibilidad de comprar libros escolares, la dificultad para adquirir unas gafas o la incapacidad para costear una adecuada salud dental son señales a veces indetectables, pero que instalan a muchos niños en una permanente situación de desigualdad. Hace siete millones de años, la crisis evolutiva que inició la separación final entre los primates y los primeros humanos trajo consigo la sustitución de la estrategia primitiva de «vivir rápido y morir joven» por una nueva: «vivir despacio y llegar a viejo». Mientras los neardentales se hacían adultos antes, los niños del homo sapiens gozaban de un mayor periodo de maduración que les facilitaba el aprendizaje y la cognición. Hoy, también en Euskal Herria, muchos niños se ven obligados a realizar el camino inverso en una suerte de involución forzada que les despoja de su infancia de forma prematura y los empuja, aún tiernos y desarmados, al inframundo de los adultos.