Empezamos a comprender algunas cosas sobre esos seres que nos rodean y merodean en muchos de los lugares habituales de nuestra existencia cotidiana, especialmente en las pantallas por las que nos intoxicamos de manera constante. La NASA, nada menos, convoca una rueda de prensa mundial, y nos anuncia la existencia de siete exoplanetas alrededor de una estrella enana, y en tres de ellos parece que puede haber agua. Es decir, otro sistema solar fuera del nuestro, a cuarenta años luz, una distancia meramente metafísica, por lo que se puede empezar a mirar bien a nuestros presidentes de equipos de fútbol, a los concejales de cultura de los ayuntamientos, a diputados, algunos jueces y a muchos periodistas polifacéticos en su tendencia a lamer el culo del poder porque más de uno viene de ese TRAPISST-1, que así han bautizado a ese lugar donde hay las condiciones básicas para que sea posible la vida.

Tienen que venir de ahí tipos como Toni Cantó, por ejemplo. Las señales que vemos de un fin del mundo, probablemente sean simples anuncios de lo que nos están preparando estos personajes que ni siquiera Iker Jiménez tiene controlados, aunque un tal Jaime Garrido dijo en “Cuarto Milenio”, que «si te viola un extraterrestre, no existe legislación para juzgarle». Y aunque existiera, si el extraterrestre es de la banda de Rajoy, ya tiene una defensa automática del ministerio ante los terrestres fiscales o jueces que lo inculpen.

Están todos los alienígenas estudiando la resolución del juzgado de Palma sobre Urdangarin, que le deja en la calle sin fianza y con unas medidas cautelares ridículas. Los medios han dedicado la mañana a confirmar las sospechas de una justicia a la carta. Al fiscal Horrach le tienen prometido un cargo en uno de esos exoplanetas. Apoyamos ese destino.