Participación ciudadana «a la vizcaína»

Nadie pone en duda que cuando alguien accede a un cargo de responsabilidad institucional aspira a dejar su huella. Repasando la historia de nuestro pequeño país, me vienen a la memoria muchas personas que lo hicieron para bien o para lo contrario, depende del prisma con que se mire.

Unai Rementeria es uno de esos personajes públicos a quien muchos auguran un prometedor futuro en la política vasca. Gobierna una de las instituciones claves del país y desde que accedió al cargo pretende marcar su impronta después del paso por ella de otro peso pesado de su partido. Al de Mundaka se le mantiene entre algodones, evitando que cualquier mínimo roce en su quehacer como diputado general de Bizkaia pueda erosionar su imagen.

En la «nueva política» se han instaurado dos términos con fuerza, diálogo y participación, aunque el significado para gobernantes y gobernados sea diametralmente opuesto. Rementeria lleva meses publicitando unos encuentros con la ciudadanía para «rendir cuentas sobre la gestión de proyectos y escuchar». Comenzó en Bilbo para seguir en Basauri, Igorre, Durango y Santurtzi. Todo iba sobre ruedas para el marketing del Gobierno foral hasta que el 23F en el camino se cruzó un sindicalista, las bestias negras de Sabin Etxea. Falló el proceso de selección y no quedó más remedio que impedir el paso al militante de ELA y tratar de ocultarlo.

Rementeria y su equipo harán un balance positivo de estos foros aunque para el resto de los mortales la participación esté más bien adulterada.