Natxo MATXIN
anaitasuna

Inicio prometedor, pero sin final feliz

La escuadra navarra dominó el encuentro en la primera parte, pero la gran actuación del meta sueco Sjöstrand acabó por inclinar la balanza del lado local.

MELSUNGEN 28

ANAITASUNA 22


Un Anaitasuna de más a menos cayó en la pista del Melsungen, al que había derrotado una semana antes en La Catedral, pero que no pudo hacer lo propio en tierras alemanas. Los de Juanto Apezetxea no supieron mantener las buenas maneras de una primera parte que les llevaron a irse con ventaja al descanso, diferencia que en la segunda mitad se vería considerablemente enjugada por los anfitriones.

Las paradas de Johan Sjöstrand tuvieron mucho que ver en la remontada local. El guardameta sueco estuvo mucho más entonado en la segunda media hora, siendo uno de los principales artífices para que los parciales teutones acabasen por inclinar la balanza de su lado y llevarse el encuentro.

Hasta que el meta escandinavo entró en juego, Helvetia Anaitasuna hizo creer en lo que hubiera sido la gran sorpresa de la jornada. Con una compacta defensa 6-0 y un gran acierto en rápidas salidas a la contra, atenazó a su adversario y llevó la iniciativa en el luminoso, ante la estupefacta parroquia germana.

Para el primer cuarto de hora, la eficacia anotadora de los extremos, amén del buen hacer bajo palos de Nordlander, ya habían obligado al primer tiempo muerto del conjunto alemán. Los de Apezetxea comandaban el marcador con ventajas de dos goles (4-6, 5-7 y 6-8), pero la tendencia se iría mitigando a medida que se acercaba el paso por vestuarios, si bien en ese momento todavía la ventaja se mantuvo en un tanto (10-11).

Poco duró la alegría en casa del pobre. El Melsungen, consciente de que no podía permitirse un segundo tropiezo consecutivo, apretó en defensa y fue haciéndose con el mando del choque hasta imponerse de manera clara. La derrota navarra, sumada al triunfo por la mínima del Benfica sobre el Cocks (26-25), obliga a los blanquiverdes a firmar la victoria en cancha noruega y jugársela en La Catedral ante los lisboetas.