Joseba VIVANCO
Fútbol internacional

Supercampeones

El nipón «Kazu» Miura, inspirador del personaje «Oliver Atom», juega y marca goles cumplidos los 50 años en la Segunda japonesa.

«Marco siempre jugó como una bailarina, hasta que el tobillo dijo ‘basta’», resumía René Martin, uno de los médicos que trató las habituales dolencias del genial Marco Van Basten, autor, entre otros, de aquel gol casi imposible a la Rusia de Renat Dasaev en la Eurocopa de 1988. El ‘cisne’ holandés, ariete del gran Milan de Arrigo Sacchi, colgó las botas con solo 30 años, joven, como el que fuera ‘arquitecto’ del Bayern Uli Hoeness, una de cuyas rodillas le retiró con apenas 27. Dicen que la edad propicia para un futbolista está entre los 26 y 29 años, y el ocaso de una carrera en torno a los 35. Pero en toda regla hay excepciones. Ya lo dijo don Alfredo di Stéfano, no hay futbolistas jóvenes o viejos, sino buenos o malos. Kazuyoshi Miura es ambas cosas, viejo y a la vez bueno. Lo primero porque acaba de cumplir 50 años en febrero pasado y lo segundo porque lo hace a nivel profesional militando en la segunda división japonesa y, como este pasado fin de semana, anotando gol para ser el jugador más longevo en hacerlo de la historia, superando por unos días al gran Sir Stanley Mathews cuando allá en 1965 hizo su última diana con el Stoke City.

El bueno de Miura nació al calor del monte Fuji Yama cuando el mundo ni siquiera había alumbrado a Leo Messi o Cristiano Ronaldo, y un mocoso ‘cara sucia’ de nombre Diego y apellido Maradona estaba próximo a recalar en el ‘Cebollitas’ de Argentinos Juniors. A los 15 años se embarcó en solitario en una aventura que marcaría para siempre su vida, la de la amplia colonia nipona en Brasil, la de sus compatriotas en el País del Sol Naciente y, sin nosotros saberlo, la de toda una generación que desayunó y merendó con las imposibles acrobacias futbolísticas de “Supercampeones’’, la involvidable serie animada que se inspiró en el propio Miura, encarnado en ‘Oliver Atom’, y sus sueños detrás de una pelota en la tierra del jogo bonito.

En 1986, todavía adolescente, firmó su primer contrato profesional con los ‘alvinegros’ del Santos, militaría luego en el Coritiba, y tras siete años de periplo sudamericano, convertido ya en una estrella, regresó a su país, donde ofreció sus mejores años como futbolista, con algún escarceo puntual en el Genoa italiano –donde en su debut se fracturó la nariz en un cabezazo con el gran Franco Baresi– o Dinamo Zagreb, incluso en Australia, y desde 2005 se mantiene fiel a su Yokohama FC.

King Kazu es el apodo por el que es conocido y su ‘baile Kazu’ con algunos elementos de samba incluidos es patrimonio del balompié nipón. Una dilatada vida futbolística aderezada de las excentricidades propias de un ídolo mediático, como la de tener un apartamento en Tokio solo para almacenar sus muchos trajes; ser hijo de un hombre de la Yakuza y de ahí usar el apellido de su madre, Miura; haber sido acusado de matar a su mujer al llamarse igual que un empresario que sí lo hizo; o confesar que cada día se desayuna con sangre de tortuga que sería la que le mantiene activo cumplido el medio siglo de vida.

Nada menos que 32 temporadas contemplan a este veterano en el país de la longevidad, y lo mismo marca gol que anuncia café o un conocido colchón, pero su secreto, revelan, es su fisioterapeuta y confesor, al que llaman ‘Novita’, el de ‘Doraemon’, y el mes de pretemporada que se da el lujo de hacer cada año en la isla de Guam, gracias a su generoso salario.

Hay quien dice que la vida empieza a los 40. Hace más de 2.000 años, el célebre filósofo chino Confucio afirmó que los hombres no tendrán «más dudas» al iniciar su quinta década de vida. El inglés Peter Shilton colgó los guantes con 47 años y 1.005 partidos, los míticos Lev Yashin y Dino Zoff se retiraron con 40 y 41 años, respectivamente. El testigo del italiano lo tomó Gianluigi Buffon, quien a sus 39 velas persigue un enésimo Scudetto que añadir a su reluciente palmarés.

Gigi se vio las caras esta jornada con su bendecido sucesor, el jovencísimo Gigio Donnarumma, 17 añitos, en el clásico por excelencia del fútbol transalpino, Juventus-Milan, que no se resolvió, y con polémica, hasta el descuento. Los Rossoneri defendían el 1-1 al que estaba abocado el choque, después de que su guardameta firmara su mejor actuación invididual este curso, con diez paradas de enorme mérito. Fue hasta el minuto 96, sobrepasado incluso el tiempo de prolongación, cuando un penalti ejecutado con enorme sangre fría por la estrella juventina, Dybala, dejó la victoria en feudo turinés. Huelga decir que tras el pitido final los visitantes no se tomaron nada bien la derrota ni esa pena máxima in extremis, con el colombiano exsevillista Carlos Bacca insultando al colegiado y Donnarumma besándose el escudo y gritando «no es posible, siempre ellos».

Un iraquí temeroso de Trump

Cabreo monumental que los milanistas pagaron con el vestuario y dejaron escrito ladri, ladrones, sobre las reproducciones de los Scudetti de 2004-05 y 05-06, inmersos en el escándalo de apuestas Calciopoli, donde el primero de los títulos le fue revocado y el segundo asignado al Inter. Un Inter que se ensañó con uno de los equipos menos goleados de la Serie A, la revelación Atalanta, que salió volteado 7-1, con tripleta del argentino Mauro Icardi en diez minutos, y ya suma 20 esta temporada; otros tres anotó su compatriota Ever Banega. Victoria interista que le coloca cuarto a 5 puntos de la Roma. Por cierto, el Inter-Milan, rivalidad eterna, el 15 de abril próximo, se jugará a las 12.30, por aquello de las exigencias del mercado chino.

En el país asiático el balompié está en auge, un vastísimo mercado por explotar, pero donde, reconocía estos días el propietario del campeonísimo Guangzhoue Evergrande, «no hemos encontrado ningún Messi». Así que tiran de gente como el delantero brasileño Pato, que costó una millonada, y eso no garantiza su infalibilidad desde el punto de penalti como le pasó esta jornada El que no falla es David Villa, con sus dos primeros goles en la estrenada MLS estadounidense que, se asegura, ha tentado a Zlatan Ibrahimovic con una mega oferta para jugar allí el próximo año. Y es que como sostenía hace poco el sueco, «donde quiera que voy, gano. Soy como Indiana Jones».

Aventurero como el protagonista encarnado en el cine por Harrison Ford es el ghanés Michael Essien, que vistió la camiseta del mejor Chelsea, también la del Madrid o Milan, y que a sus 34 años, tras terminar contrato en verano en el Panathinaikos griego, acaba de anunciar su fichaje por el Persig Bandung de Indonesia, emulando a dos figuras mundiales que también dejaron su huella en esta liga asiática como el ‘Matador’ Alberto Kempes y Roger Milla.

Estrellas en el ocaso de sus carreras a las que hay que preservar y de eso sabe Qin Sheng, jugador del Shanghai Shenhua, que propinó un duro pisotón intencionado al belga Alex Witsel –cuyo salario es de 16 millones anuales– y al futbolista chino su propio club le ha impuesto una multa de 40.000 euros y le ha relegado al filial. Aunque para castigo el que las políticas antiinmigratorias del presidente Donald Trump le han causado a Justim Meram, jugador del Columbus de la Major League, que de padres iraquís ha decidido no viajar a jugar con su selección por miedo a no poder regresar.

El que retornó a Nápoles fue Fabio Quagliarella, napoletano de nacimiento, que vistió de azul en 2009 y un año después fichó por el Juventus, acérrimo enemigo del Napoli. Considerado un traidor, lo que nunca contó hasta ahora es que se fue acosado por un policía, que falseó pruebas sobre supuestos delitos de drogas o pedofilia. Revelada la historia, y ahora en la Sampdoria, los tifosi partenopeos le recibieron esta jornada con una pancarta: ‘‘En el infierno que has vivido, enorme dignidad. Nos volvemos a abrazar, Fabio, hijo de una ciudad’’.