V.E.
SAFARI

Caza mayor al cazador: la reconquista de la sabana africana

A estas alturas de la historia, es de sobra conocido el gusto (incluso filia) de Ulrich Seidl por todo aquello que los cánones de belleza suelen exiliar en los indómitos territorios de la fealdad. A través tanto de la ficción como del documental, este cineasta se ha empeñado en acercarnos, sin piedad, a la realidad que se nos ha enseñado a ignorar; en el peor de los casos, a repudiar. De michelines hablamos; de deformidades físicas, pero también de fanatismos, de perversiones y de otras actitudes que por lo menos cruzan los límites de lo moralmente aceptado y/o aceptable.

Pues bien, después de “En el sótano”, donde provocó la carcajada hasta el más puro estremecimiento, Seidl vuelve a la carga con otro documental que promete remover tripas y conciencias a partes –descuartizadas– iguales. El director austríaco carga su rifle con munición suficiente para abatir a un regimiento entero y sale de caza. En su particular sala de trofeos, aguarda el premio más preciado de todos: lo sabía el malvado Zaroff, este no es otro que el propio ser humano, el animal más peligroso de todo el reino.

Así queda demostrado en cada declaración, disparo y machetazo llevado a cabo por los protagonistas de este safari grotesco. La aventura sirve no solo como impresionante compendio de las obsesiones de quien está detrás de la cámara, sino también (y ante todo) como reflejo de la cara más asquerosa de un occidente empeñado en reclamar tierras, gentes y bestias que no le pertenecen. Recordemos que no nos quedamos en la superficie del físico. Seidl va más allá, firmando, quién sabe si voluntariamente, una de las reediciones más escalofriantes de aquel “Corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad. El colonialismo está tan vivo como el león en su propia selva.