La noticia de la construcción de una macrogranja de producción de leche en Soria resulta ciertamente preocupante. Que una sola instalación albergue 20.000 vacas –en la CAV no llegan a esa cifra y en Nafarroa no superan las 25.000–, da idea del enorme impacto que va a tener en su entorno.

Su puesta en funcionamiento podría hacer desaparecer las 530 explotaciones ganaderas de Hego Euskal Herria, históricamente sometidas a la tiranía de la industria y del libre mercado. Recordemos que este mes Danone ha dejado de recoger leche a siete ganaderos de Larraun y Baztan.

Pero, como subrayaba EHNE, resulta aún más sorprendente que sea una cooperativa de ganaderos –Valle de Odieta, con 3.800 cabezas en Caparroso– la que esté impulsando un monstruo que terminará aniquilando el sector lácteo. Por ello, resulta fundamental que las instituciones públicas pongan coto a estos proyectos salvajes y promuevan explotaciones sostenibles y enraizadas en su tierra.

Pero no todo es responsabilidad de las instituciones. Nosotros, como consumidores, podemos hacer valer nuestra fuerza, comprando con criterio. Euskal Herria es una gran productora de leche y de sus derivados, elaborados tanto de forma artesanal como más industrial, por lo que el precio no es excusa.

Lo único que tenemos que hacer es mirar quién es el fabricante de ese queso, de ese yogur o de esa caja de leche que vamos a comprar, si hace falta fijándonos en el registro sanitario, y pensar qué tipo de producción queremos impulsar con nuestra compra.