Es difícil flotar en un lodazal
El PNV tiene la habilidad de flotar casi en cualquier circunstancia. Firma un acuerdo presupuestario con el PP en Gasteiz y no pasa nada: un chiste de Andoni Ortuzar desvía el debate hacia otros derroteros; y a otra cosa. Que el ambiente se enrarece, como esta semana con el pacto con el PP en Madrid, y ahí están todos los militantes del PNV en primera fila de las consultas organizadas para este domingo. Siempre encuentran el modo de estar a una cosa y a otra, de estar con unos y con otros, y en última instancia, si es necesario, de poner el acento en otra parte.
Sin embargo, todo parece indicar que esta semana el PNV ha errado en el cálculo. El acuerdo presupuestario con el PP en Madrid no es una de esas cuestiones que se pueda esconder con un chiste, ni siquiera votando en unas consultas. Y el dinero que no tiene olor tampoco puede tapar el terrible hedor que levanta un contrato con el PP en las actuales circunstancias: corrupción masiva y generalizada, homenajes a los golpistas del 36 y al franquismo, mofas al gasto social en un país sumido en la pobreza, coacciones a Catalunya para que no organice un referéndum, voluntad expresa de prolongar el trato inhumano a los presos vascos enfermos..., el inventario de actuaciones inadmisibles para cualquier demócrata se hace infinita.
Dando estabilidad al Gobierno de Rajoy el PNV ha conseguido esta vez que la lista de agraviados por su decisión vaya bastante más allá del ámbito al que llega EiTB. Se ha metido él solo en un lodazal en el que tendrá difícil mantenerse a flote.