Ane URKIRI ANSOLA
 GASTEIZ
Derbi en Mendizorrotza

La ambición albiazul no tiene techo

Un auténtico golazo de Theo Hernández decidió el último derbi de la temporada en la que se enfrentaron Alavés y Athletic. Los leones pagaron caro su falta de puntería de cara a puerta y se aprieta la lucha por Europa. 

DEPORTIVO ALAVÉS 1

ATHLETIC 0

 

Hay veces que disparas cincuenta veces y no marcas; en otras, te bastan tres disparos para marcar e incluso llevarte la victoria. Esas dos sensaciones se enfrentaron sobre el tapete de un Mendizorrotza que gozó de lo lindo en el último derbi de la temporada, acompañado por un tiempo veraniego. El Alavés salió vivo y coleando después de una primera mitad en la que el Athetic dispuso hasta siete ocasiones claras de gol. Es más, los de Pellegrino, sin hacer ni un disparo a puerta, consiguieron desesperar al equipo rojiblanco. No faltó intensidad desde el primer minuto, con un duelo entre los García de sendos equipos, Manu con la elástica albiazul y Raúl por parte del Athletic. Ambos estuvieron metidos en el enfrentamiento desde el segundo uno y mediante esa concentración y ese pequeño pique, el navarro iba ganando batallas con jugadas que hilvanaba con Muniain o Williams, que a la vez encontraban acompañante en los lateras, con Balenziaga y De Marcos volcados en ataque. El primer remate a puerta, con Aduriz como autor, no supuso ningún problema para Pacheco; sí sin embargo, el segundo del donostiarra en el que el extremeño tuvo que sacar una mano providencial para mandar a córner. El artillero no era el único que remataba, Raúl García y Williams también se acercaban con peligro pero remataron aún con menos claridad que Aduriz.

Para el minuto treinta la afición rojiblanca ya había lamentado seis oportunidades. Beñat trató de sorprender con un disparo desde fuera del área y cuando había cogido dirección a portería tocó en un defensor, desviando a la madera y provocando un rechace favorable al Alavés. El centro o pase de la muerte de Williams, diez minutos después, cuando estaba a pocos centimetros de la portería, lo sacaron entre Ely y Feddal –aún siguen preguntándose cómo–. Sea como fuere, la suerte estaba del lado de los de Pellegrino y había que aprovechar. 

 

Golazo y repliegue

A Llorente, que ya había solucionado un par de errores de sus compañeros, le tocó cubrir el fallo en la salida de Rodrigo Ely. Su mirada amenazante fue suficiente para alertar al propio Ely y al resto del equipo. Edgar realizó el primer disparo a puerta del Alavés en el minuto 47. Fue directamente a las manos de Kepa Arrizabalaga, que hasta entonces no participó demasiado. Kiko Femenía también quiso poner a prueba al ondarroarra con un disparo seco que no tuvo otra opción que rechazarlo a córner. Y en esa acción, precisamente, encontró el premio a su ambición Pellegrino. Theo Hernández recogió el despeje de los defensores, colocó el balón en su pierna buena, en la izquierda, y envió a la mísmisima escuadra, sorprendiendo a todos los presentes. Arrizabalaga dibujó el disparo con la mirada, no pudo hacer nada más.

Si el Athletic fue incapaz de marcar en la primera parte, con ocasiones que no suele desperdiciar normalmente, ya con el 1-0 le fue más complicado. Se encontró con un Alavés ordenado, teniendo el partido donde quería y amenazando con contragolpes. Los de Valverde remataron menos que en los primeros cuarenta y cinco minutos. Aduriz no conectaba como debía con los centros, Williams encontraba menos espacios en su carril y quiso internarse por el centro sin éxito, y Raúl García no era el jugador omnipresente que había sido antes de encajar el gol. Tanta era la fortaleza mental del Alavés que perdonó el 2-0 en un par de contraataques. La entrada de Sobrino fue clave para que el repliegue no fuese exagerado. Al atacante de Ciudad Real le faltó atinar en el pase cuando se plantó ante el guardameta Arrizabalaga. 

El Athletic, ya sin demasiadas ideas, concentró todo el peligro a balón parado pero no pudo romper el orden establecido por el Alavés.