MAY. 14 2017 RUGBY Saracens mantiene Europa como tierra de infieles El conjunto londinense revalida su título de la Champions Cup tras imponerse a Clermont en la final. Imanol INTZIARTE SARACENS 28 CLERMONT 17 Sarracenos. Un nombre que evoca historias de Cruzadas, Ricardo Corazón de León frente a Saladino, películas de aventuras mucho menos crueles que la realidad. La cruz sobre el pecho, a lomos de un caballo, para recuperar ciudades conquistadas por los «infieles». Mucho han cambiado las tornas, tantas que, permítase la licencia y el viaje en el tiempo, son ahora estos últimos los que reinan en el Viejo Continente. Al menos en su parte ovalada. Saracens, campeones de Europa por segundo año consecutivo mientras en las antípodas los Crusaders neozelandeses lideran el Super Rugby. Cosas del deporte. Nada que reprochar a Clermont, cuyos jugadores se jugaron el pellejo en cada balón. La nariz sangrante del zuberotarra Camille Lopez da fe de ello. Otra muesca en su historial de equipo perdedor de finales. Esta era su tercera oportunidad en la Champions Cup, las dos anteriores, 2013 y 2015, se escaparon ante Toulon. Saracens arrancó el choque dispuesto a noquear a su rival a las primeras de cambio. Sin el habitual juego conservador que impera en el hemisferio norte, temeroso, de patada alta al campo rival para forzar un error. Récord de Ashton Chris Ashton avisó primero, frenado por su compatriota Abendanon. A la segunda, el histriónico ala que jugará para Toulon el año que viene no perdonó. Impuso su punta de velocidad para cazar la patada rasa de Goode y protagonizar su habitual exhibición de vuelo sin motor. Es un matador y le avalan las cifras. Ya son 37 ensayos en 55 partidos de la máxima competición, récord. El rodillo mantuvo el ritmo. Mediada la primera mitad, Kruis volvía a posar tras acumular una fase tras otra. Los vigentes campeones hacían buena su fama de martillo pilón. El 12-0 amenazaba con finiquitar el duelo antes de lo deseado. Error. Clermont aprovechó un golpe de castigo para plantarse en la 22 rival y recortar con un ensayo de Lamerat (12-7, m.27). Tres ensayos en menos de media hora en una final europea, donde el racanismo suele elevarse a la máxima potencia. Clermont arrancó mejor en la reanudación, aunque Saracens rascó un golpe de castigo que Farrell –otra vez máximo anotador del torneo– transformó en puntos. Pero los Blue et Jaune ya habían expuesto sus intenciones y replicaron con la mejor jugada del choque. Speeding, ex del Aviron, recogía una patada profunda junto a su línea de marca y el balón terminaba posado por Abendanon 95 metros más adelante (15-14, m.52). Sendos golpes anotados por bando y se llegaba a la recta final. Clermont estaba reventado físicamente, un esfuerzo colosal, pero aguantaba a un punto de desventaja. Y soñaba con un drop, una buena patada, un contraataque aislado. Hasta que el zaguero Goode halló el hueco y remachó la faena (25-17, m.73). Otra vez invictos, 18 partidos sin perder en dos temporadas. El año que viene tratarán de conquistar San Mamés. Quesada, con un título bajo el brazo Dicen que algunos nacen con un pan bajo el brazo. Gonzalo Quesada se hará cargo el próximo curso de la dirección deportiva del Biarritz Olympique con un título en su regazo, al despedirse del banquillo del Stade Français con una victoria sobre Gloucester en la final de la Challenge Cup (25-17). El club de París, que bajo el mando del argentino ya ganó hace dos años el Top 14, disfruta del presente ante su incierto futuro, detenida de momento la fusión con sus vecinos de Racing 92. Dieron primero los ingleses con un robo y carrera de May, pero Parisse logró que se llegara al descanso con tablas (10-10). En la segunda mitad Stade Français dominó el choque y pagó a Gloucester con la misma moneda, ya que una intercepción la culminó Danty para adelantar a los suyos (15-10). Cuando restaban poco menos de diez minutos Doumayrou, en jugada individual, ponía la puntilla (22-10), ya que la tardía réplica de Moriarty solo sirvió para maquillar el marcador.I.I.