El juicio por el fallido golpe de Estado en julio de 2016 arrancó ayer entre fuertes medidas de seguridad en la prisión de Sincan, cerca de Ankara, donde se construyó especialmente una inmensa sala de audiencias para este masivo juicio. Numerosos agentes fueron desplegados en los alrededores del tribunal, así como francotiradores, vehículos blindados y un dron.

Un total de 221 personas, entre ellas 26 generales y el clérigo Fetulah Gülen, exiliado en EEUU, están acusadas de «violación de la Constitución», «asesinato de 250 personas» y «pertenencia y dirección de una organización terrorista». Gülen será juzgado «in absentia». De los 221 acusados, solo 9 están en libertad provisional y de ellos 4 no se presentaron al juicio. Otros 12 están en paradero desconocido.

El jefe de Estado turco, Recep Tayyip Erdogan, figura entre los demandantes. La Fiscalía pidió la cadena perpetua, mientras que familiares de las víctimas reclamaron junto al tribunal la pena de muerte para los acusados. «Matad a esos traidores, a los asesinos de mi hijo», gritó una mujer hasta desmayarse.

A su llegada al tribunal, los acusados fueron abucheados por decenas de manifestantes que agitaban pancartas con eslóganes reclamando la pena de muerte, abolida en el país en 2004 como parte de las exigencias de la Unión Europea para aceptar la adhesión de Turquía al bloque.

Pero desde el golpe fallido, Erdogan ha expresado su disposición a restablecer este castigo extremo y aludió incluso a un eventual referendo sobre el tema. «Queremos para ellos la pena de muerte, y no que sean alojados y alimentados aquí», declaró Cengiz Ozturk, un manifestante.

Según el acta de acusación, más de 8.000 militares participaron en el intento golpista para el que utilizaron 35 aviones de guerra, 37 helicópteros, 74 tanques, 246 vehículos blindados y casi 4.000 armas ligeras.

Desde el 15 de julio más de 47.000 personas han sido detenidas bajo el amaparo del estado de emergencia. Amnistía Internacional denunció ayer el despido de 100.000 funcionarios y trabajadores públicos.

Arrestan a los profesores en huelga de hambre

La profesora universitaria Nuriye Gülmen y el maestro de colegio Semih Özakça, en huelga de hambre desde hace 75 días en protesta contra el decreto que provocó su despido, fueron detenidos ayer en la vivienda en la que se encontraban en Ankara. Amigos de los arrestados publicaron en las redes sociales un video de la detención en el que se ve cómo los agentes registran el piso mientras ambos profesores les preguntan por qué van a buscarlos a medianoche cuando a diario han acudido a una comisaría para certificar su presencia en la ciudad. El pasado día 10, la Asociación Médica Turca alertó de que ambos habían entrado en estado crítico.

Gülmen y Özacka fueron despedidos el año pasado por un decreto emitido bajo el estado de excepción impuesto tras el fallido golpe militar de julio de 2016 y hace 194 días empezaron una protesta diaria, sentados en la plaza ante el Monumento a los Derechos Humanos de la capital turca.

Ante la falta de reacción de las instituciones, iniciaron la huelga de hambre.GARA