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ALPINISMO

Enlazar los Gasherbrum, el último reto de WOPeak

Iñurrategi, Vallejo y Zabalza lo intentarán en estilo alpino, sin rutas habituales y sin bajar al campo base.


«En esta ocasión nuestra motivación se basa en intentar esta travesía en estilo alpino porque sabemos que está rozando los límites de nuestras posibilidades y eso le aporta un grado de incertidumbre que lo convierte en pura emoción». Así de simple, pero complicado y peligroso a la vez, explicó Alberto Iñurrategi la expedición que llevará a cabo junto a Juan Vallejo y Mikel Zabalza para enlazar las cimas de los Gasherbrum, el G-I (8.068 metros) y el G-II (8.035 metros).

Se trata del último ascenso del denominado “Al 8.000 en 8 pasos”, iniciativa que comenzó en 2010 y está impulsada por la Fundación WOPeak, que promueve la investigación de las enfermedades neurodegenerativas. Este proyecto contemplaba la conquista gradual de ocho cimas, de mil en mil metros, y comenzó en el Gorbea (1.481) para continuar con La Mesa de los Tres Reyes (2.428), el Pico Taillón (3.144), el volcán Copacollo (4.835), el Nido de Cóndores (5.570), el Paiju Peak (6.610 metros) y el Chamlang (7.319).

Y ahora los dos Gasherbrum, lugar al que regresan tras la expedición fallida del año pasado debido a las malas condiciones meteorológicas. Ahora el objetivo es, aunque puede haber cambios, subir al G-I por la vía Messner-Habeler, descender por la vía japonesa y, más tarde, ascender al G-II por la vía Kukuczka-Kurticka, que sigue la línea más alta entre las dos cumbres. Un recorrido de unos 28 kms en total. La travesía se ha realizado solo en dos ocasiones anteriormente: en 1984 Reinhold Messner y Hans Kammerlander fueron los pioneros, y en julio de 1996 lo consiguió el montañero francés Jean-Christophe Lafaille.

«Hacer dos ochomiles sin bajar de los 6.500 metros exige un esfuerzo físico tremendo. Ninguno de nosotros tiene claro que seamos capaces de conseguirlo. Y eso lo convierte en algo desconocido, en algo nuevo», subrayaron ayer los alpinistas, que partirán el próximo martes a Pakistán y, tras aclimatarse, prevén realizar el primer ataque «a mediados de julio».