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DE REOJO

Perplejidad


No existe una manera única de mirar ni de ver ni de entender. ¿Por qué uno, desde aquí, puede ver varias series de un corte excelente, con elementos críticos sobre la presidencia de los EE.UU? Estamos hablando de ficciones que contienen apuntes sobre una realidad sospechada de lo que puede pasar en los entresijos de esa Casa Blanca desde donde se nos intenta convencer que se gobierna el mundo. Uno siente perplejidad en proyección cuando algún guionista deba enfrentarse desde un lugar que no sea el humor sarcástico, probablemente lisérgico para contar lo que está, insisto, aparentemente haciendo Donald Trump. Todos están desbordados. Una cabeza naranja no da para tanto. Aquí hay truco. Donde no hay truco, pero si perplejidad hasta la extenuación es por el  tratamiento de la muerte en los medios de comunicación. Un atentado en Europa con seis muertos adquiere valor de conmoción cuanao en el mismo noticiario se nos informa de las bombas y acciones de violencia indiscriminada que probablemente los mismos actores han realizado en Asia, con muertos a decenas mucho más elevadas. ¿Qué nos sucede para no entender estos asuntos de una manera clara? Parece ser que perdimos en el viaje la sensibilidad humanitaria y el sentimiento internacionalista. Pero donde se acaba perplejo hasta la momificación es viendo el tratamiento que se está dando a los cientos, quizás miles de personas muertas en el Mediterráneo. Personas en busca de una quimera, una ilusión, un destino mejor que su origen.

Nos han narcotizado, insensibilizado a base de insistir. Es una técnica de persuasión y aniquilación, imperdonable porque busca convertir esas muertes en una rutina imparable, sin señalar las causas de esos flujos migratorios, es decir, los culpables.