Manu Arakama*
Familiares y amigas y amigos de Gasteiz
KOLABORAZIOA

Encartelada de los viernes en la Virgen Blanca de Gasteiz: presente y futuro

Desde hace casi treinta años las encarteladas de los viernes en la Virgen Blanca han sido un referente de movilización popular en Gasteiz. No existe una dinámica constante en el tiempo similar y la participación en las mismas ha sido ejemplar en todo el tiempo que viene desarrollándose de forma ininterrumpida. Las concentraciones en la Virgen Blanca han sido y siguen siendo un referente sociopolítico en nuestra ciudad y un epicentro de actividades reivindicativas a lo largo de estos años.

Durante estos años las encarteladas se han ido adaptando a las diferentes coyunturas políticas que han ido condicionado la caracterización de las mismas, bien debido a las medidas de carácter represivo (prohibición de las fotografías de los presos, identificaciones arbitrarias, presencia policial constante, etc.), bien por la propia dinámica del colectivo EPPK o por motivos puramente organizativos. Con los años han ido adquiriendo una experiencia organizativa y una riqueza humana y solidaria que nadie puede cuestionar, y que merece un reconocimiento por parte de todas las personas que participamos cada viernes en esta movilización.

Desde su origen en el año 1986 en lo que entonces era la plaza de Galerías Preciados y hoy la del Corte Inglés las encarteladas respondían a la necesidad de denunciar las duras condiciones de vida en la que se encontraban tanto el colectivo de presas y presos como el de los y las refugiadas, y posteriormente el de las personas deportadas, unas condiciones que al cabo de casi tres décadas apenas han cambiado. Nuestra denuncia tenía que contar con un soporte informativo al tener que llegar al mayor número de personas todos los viernes, para lo que eran imprescindibles las octavillas y los paneles informativos, acordes con las limitaciones de la época y los escasos recursos técnicos y económicos del momento. La denuncia también se expresaba en esas mismas concentraciones con megafonía o a pleno pulmón: lo importante era que se escuchara nuestro grito de protesta ante las condiciones de vida de las personas represaliadas y, por qué no reconocerlo, también queríamos incomodar y reprochar actitudes insolidarias y colaboracionistas…

La constancia en el tiempo y la coherencia del mensaje fueron determinantes de modo que pronto surgieron movimientos solidarios con las y los familiares, y la cantidad de participantes en las concentraciones fue en aumento viernes tras viernes. Casi sin darnos cuenta comenzamos a vivir lo que más tarde llamaríamos un «proceso de acumulación de fuerzas», así que con el tiempo nos mudamos a la plaza de la Virgen Blanca sin complejos, con ilusión y fuerza, mucha fuerza…

Esta es de forma muy sintetizada la historia de nuestro presente y ahora toca pensar en el futuro, que esperemos sea lo más breve posible por el bien de todas y todos.

¿La encartelada sirve a día de hoy como instrumento de denuncia? ¿Sigue acumulando sectores sociales solidarios? ¿Se adapta a la nueva coyuntura sociopolítica? ¿Está anestesiada por la rutina? Estas preguntas y seguramente alguna que no se refleja aquí nos las hemos hecho en más de una ocasión. Lo cierto es que todas y todos somos conscientes de que actualmente en la concentración de los viernes hay un descenso de la participación, se crean corrillos ajenos, charloteos, etc.

No obstante, si estamos de acuerdo en que la encartelada sigue siendo y tiene que seguir siendo un referente en la lucha contra la dispersión y por el respeto a los derechos humanos en las cárceles, además de un catalizador de movimientos solidarios hacia el conjunto de las personas represaliadas, es tarea de todos y todas devolverle la fuerza que ha tenido durante casi tres décadas, porque... etxean eta bizirik nahi ditugu!!

*Firman también: Juana Maria Sainz, Francisco Uriarte Arkauz, Carmen Arnaut, Jesus Valencia, Amparo Lasheras, Jon Ligüerzana, Ana Azúa, Beatriz Morales.