Raimundo Fitero
DE REOJO

Puñaladas

La versión oficial en este momento es que el héroe español, condecorado con medallas con pensión, Ignacio Echevarría, murió de una puñalada en la espalda. Se sospechaba que la tardanza en revelar su nombre y entregar el cadáver a su familia era porque posiblemente había muerto por fuego amigo. Siguen las dudas razonables. Especialmente por la relevancia que se le está dando desde el gobierno de Rajoy. Y debo reconocer que la actitud de su familia, especialmente la de sus hermanos, fue ejemplar en todos los sentidos. Es una desgracia convertida en evento patriótico. Lo único que encuentro incuestionable es que se ha reforzado en positivo la imagen de los patinadores, esos seres que van por las aceras intimidando. Esos locos que patalean sobre cuatro ruedas.

Morir de una puñalada en las calles de Londres era una de las paradojas que el gran reaccionario Felipe González ponía en comparación con vivir protegido en Moscú, en el tiempo del telón de acero. Bueno, pues esta doctrina anticomunista forma parte del sustrato falangista de los demócratas de toda la vida, sean setentones o treintañeros. Es algo que se va adquiriendo en el catecismo de los colegios de pago. Y así, en La Sexta, el lugar donde hay más tertulianos reaccionarios, corruptos, periodistas dopados con fondos reservados, fascistoides que en 13TV, escuchamos a un joven de pelo desarreglado, joven, tertuliano bendecido por Moncloa, decir sin inmutarse que prefiere ser gobernado por un corrupto que por un comunista. Textual.

La dijo Jorge Bustos, escribe en “El Mundo” y sus intervenciones siempre son así de analíticas, históricamente irreprochables, los malos son los comunistas. ¿Y qué es hoy un comunista? Pues todo lo que no sea neoliberal, amante de la corrupción como un don divino. Esto es una puñalada trapera.