La combustión espontánea cantada

Cuentan las que tuvieron la suerte de estar ahí, que ver cantar en directo a Chavela Vargas era una experiencia casi cercana a la muerte, pues mezclaba, como ninguna otra, la emoción con la angustia. «Se está vaciando», comentó una. «Se va a morir de pie», dijo otra. Pero ahí seguía, dándole a la audiencia todo lo que su alma había ido almacenando. Como si no fuera a haber un próximo concierto. Como si del dolor (por la pérdida, por el amor no correspondido, por la injusticia social...) pudiera surgir la fuerza más purificadora del universo.

Todo esto, y mucho más, pretende condensar “Chavela”, el documental de Catherine Gund y Daresha Kyi dedicado a una de las más grandes cantantes en la historia de la canción mexicana. A lo largo de hora y media de metraje, las directoras van combinando el relato biográfico con el retrato de época, conjurando y conjugando voces mayormente femeninas (como no podía ser de otra manera), para firmar así un discurso que une la reivindicación con la irremediable fascinación que a día de hoy sigue despertando la voz y la letra de Vargas. Fundiendo la palabra escrita con la cantada, el film compensa su falta de riesgo en las formas con una comprensión casi absoluta de la obra y legado del objeto de estudio. Tanto, que en ocasiones nos parece estar experimentando esa misma angustia y emoción.