JUL. 04 2017 GUTUNAK La salud mental, por buen camino ASUN LASAOSA Grupo de Trabajo en Primera Persona (Salud Mental Podemos) El pasado día 8 las personas diagnosticadas de algún trastorno mental grave recibimos con alegría la resolución por la que se insta al Gobierno de Navarra a realizar un estudio para conocer el estado de las prácticas coercitivas en los centros de salud mental y, en especial, de la sujeción mecánica, dentro de la Comunidad Foral. La contención mecánica es el término que utilizan los profesionales para denominar a la praxis de atarnos a la cama con correas. Considerada por la ONU como una práctica «aberrante», que sólo debe aplicarse como última alternativa y únicamente en caso de que la persona ingresada vaya a hacerse daño a sí misma o vaya a hacer daño a los demás, la realidad es que se usa en muchas otras situaciones, como por ejemplo como castigo cuando «nos portamos mal» o cuando no hay suficiente personal para atendernos a todas las personas ingresadas. Y cuando se nos ata, es fácil que se corra el riesgo de que en ocasiones no se valore el artículo 17 de la Constitución española, que consagra la libertad de movimiento de las personas, ni se apliquen medidas terapéuticas para mitigar el sufrimiento inmenso que padecemos en una situación de vulnerabilidad extrema. Porque las sujeciones mecánicas son experiencias de una violencia atroz, que causan traumas que no se superan en la vida. Por eso valoramos muy positivamente que se emplace al Gobierno a establecer un programa a diferentes niveles para poder evitar el uso de las correas en el futuro. Una de las medidas que se llevarán a cabo es la de establecer un mapeo de las prácticas ya realizadas a nivel internacional para favorecer la utilización de medidas que ya se han probado efectivas en lugares como Islandia, donde se ha conseguido abolir el uso de las correas y están prohibidas por completo. También se pondrá en marcha un plan de formación para los profesionales para favorecer una nueva filosofía de los cuidados, basada en la empatía y la escucha activa, centrada en las personas. Se trata en definitiva de adecuar los servicios públicos al espíritu del Manifiesto de Cartagena, firmado en 2011 por innumerables profesionales del sector, y de desterrar toda práctica institucional que atente contra los derechos humanos y la dignidad de las personas. Para terminar, apreciamos muy especialmente la idea de que los colectivos en los que nos agrupamos las personas diagnosticadas con trastornos mentales graves vayamos a formar parte del proceso regulador. Queremos ser parte activa de la formación de un nuevo espacio terapéutico y sanador. Confiamos en que Navarra llegue a ser muy pronto pionera en este sentido dentro del Estado español y que en un periodo corto de tiempo podamos vivir en una sociedad libre de contenciones, de sujeciones cero.