Iñaki SOTO
Director de GARA
JO PUNTUA

Las bandas sonoras y la parte vivencial de todo relato

Los relatos políticos son, básicamente, artefactos intelectuales destinados a mover voluntades y emociones dentro de una estrategia política. Esto no es una definición, no al menos una exhaustiva. Pero es útil para destacar esa parte emocional. También el objetivo «manipulador», no necesariamente en un sentido perverso, sólo en uno sencillamente político. Es decir, relacionado con el poder y sus luchas.

Si tuviese que destacar algo de la primera jornada de Hatortxu XX sería precisamente la manera en la que este festival conecta con las emociones de una parte importante de la juventud vasca partiendo de la experiencia, del hecho vivencial. Tanto en la parte de los organizadores y voluntarios como en la de quienes han venido a Lakuntza a disfrutar de la música, la amistad, el amor o cualquiera de los elementos que conforman una experiencia mínimamente hedonista –sexo, música, drogas, sentido de comunidad y pertenencia, disfrute en general o una combinación particular de esos elementos–. Ese furor vivencial se veía ayer en Lakuntza. El furor de haberlo conseguido, de la hazaña lograda; el de haber llegado, el del inicio de algo grande. Para muchas personas este acontecimiento tendrá algo de iniciático, será memorable en el mejor sentido.

A nadie se le escapa por qué se organiza el festival, a qué han venido, de qué va todo esto. De ese colectivo de 329 personas que recuerda nuestra cabecera. De los derechos de los presos políticos, de los de sus familiares. De la memoria de lo sucedido en este pueblo en las últimas cinco décadas y de una visión de futuro para la sociedad vasca. Un futuro mejor en el que no debe haber presos políticos. De cerrar una fase histórica bien para abrir otra mejor. Va de humanidad frente a crueldad. Habla de una confrontación de ideas. Va, cómo no, del relato. Las emociones que genera este relato adquieren aquí forma de banda sonora, acordes de una experiencia política de primer orden.