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Pelota

Pequeños detalles deciden un duelo con mayúsculas

Un Oinatz Bengoetxea más certero no permitió la revancha individual de Irribarria en un enorme partido.


BENGOETXEA VI 22

IRRIBARRIA 20


Pequeños detalles como la pelota que, con 20 iguales en el marcador y todo a favor, Irribarria mandó a la chapa, o los escasos milímetros por los que el estratosférico gancho de Bengoetxea VI evitaron esa misma frontera y la de la contracancha en el 22-20 final, decidieron un manomanista enorme que sació a los paladares más exigentes. Al final, el campeón estuvo más certero y tuvo ese puntito de suerte necesario en enfrentamientos tan igualados, pero incluso Irribarrio debió de abandonar contento el Ogeta tras ser ovacionado hasta cuando, minutos después de terminar su faena, se dirigió a cumplir con esos otros compromisos de los pelotaris con los medios.

No parece agosto el mejor momento para este tipo de retos, ni campeón y aspirante en su mejor momento de forma, pero la revancha de Gasteiz no fue excelente solo para estas alturas de curso, sino que costará igualarla en cualquier otra época del curso. Y lo mejor de todo es que, cuando algunos todavía echamos de menos los enfrentamientos entre Aimar e Irujo, los Bengoetxea VI contra Irribarria, con permiso del resto del cuadro, van camino de exterminar nuestra nostalgia.

Lucha de estilos

Porque si ese antagonismo en gestos, posturas y carácter del de Ibero y el de Goizueta alimentaron la épica de esos duelos una vez que el de Asegarce mutó su forma de jugar, esos dos estilos tan diferentes del de Leitza y el de Arama de afrontar el mano a mano nutren este embrión de clásico.

Y eso que el guipuzcoano arrancó el partido con la lección de mayo bien aprendida, mucho más decidido y acertado en el remate, con dejadas milimétricas. Quizá se vio a un Irribarria algo menos potente, pero sin que la defensa de un Bengoetxea mucho más corto de golpe dejara de ser estoica.

Con su alternancia de saques, su juego a los pies y sus efectos, el de Asegarce equilibró esa desventaja de golpe y ambos ofrecieron un partido del que ya queremos otro capítulo.