Mikel CHAMIZO
QUINCENA MUSICAL

Hallazgos del Barroco hispano

El Ciclo de Música Antigua de la Quincena Musical se clausuró el viernes con un grato descubrimiento para muchos de los presentes. Había pocas referencias de Concerto 1700, un conjunto fundado hace tan solo dos años por el violinista Daniel Pinteño para ofrecer, según sus propias palabras «una visión fidedigna, reveladora y sin complejos de la música tal y como se concibió en su tiempo». Desconozco si las versiones fueron del todo fidedignas, pues no hay forma de conocer a ciencia cierta cómo sonaban estas músicas hace 300 años, pero el debut del grupo en la Quincena sí fue revelador y sin complejos. Lo primero porque nos presentaron a dos autores que nunca antes habían sonado en Donostia: Vicente Basset, violinista de la Orquesta del Buen Retiro de Madrid a mediados del siglo XVIII, de quien apenas existen datos biográficos ni publicaciones; y Diego Pérez Camino, compositor burgalense de la misma época de Basset que llegó a ser maestro de capilla en Santo Domingo de la Calzada y Calahorra. Del primero se tocaron dos oberturas escritas con gran conocimiento de los instrumentos de cuerda, que Concerto 1700 interpretó con una energía contagiosa. Y de Pérez Camino una serie de recitados y arias a las que la jovencísima soprano Aurora Peña sacó todo el lustre. A Peña, que finalizó la carrera de canto en Valencia hace apenas dos años, se le augura un futuro brillante dentro del repertorio barroco, cuyos recovecos estilísticos parece conocer a la perfección.

Junto a estos dos autores casi desconocidos, Concerto 1700 escogió el famoso “Fandango” del Padre Antonio Soler, abordado con refrescante fantasía tímbrica, y una cantata de José de Nebra, titulada “Entre cándidos, bellos accidentes”, en la que tanto Peña como los músicos del grupo tuvieron que rendir con gran virtuosismo.