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QUINCENA MUSICAL

Un concepto interesante lastrado por el bajo presupuesto


Es importante defender la presencia de propuestas arriesgadas en un festival que en las últimas ediciones ha dado un marcado giro hacia el conservadurismo en su programación. Sin embargo, más importante que la cantidad es la calidad, y no se puede afirmar que el espectáculo “Stabat Mater” de la compañía italiana Soqquadro Italiano tuviera la necesaria para un festival de la talla de la Quincena Musical. El concepto era muy interesante: una reflexión en torno a la figura del Stabat Mater, es decir, la Virgen doliente a los pies de la Cruz, a través de la música y la danza. Para la primera se escogió el célebre “Stabat Mater” de Vivaldi, aunque completamente reinterpretado con instrumentos como la percusión, el saxo soprano o la electrónica. Los arreglos, a medio camino entre el jazz y la música experimental, eran funcionales y a veces sorprendentes, pero de un nivel artístico discreto. En cuanto a la danza, inspirada en la gesticulación y los colores de la “Crucifixión” de Masaccio, fue expresiva pero limitada por los pobres recursos escénicos. Tras la sorpresa inicial, quedó claro que la propuesta no lograría alzar el vuelo por encima de determinados mínimos, así que su brevedad terminó siendo también virtud.  

Aunque el espectáculo no fuera redondo, hay que reconocer en Vincenzo Capezzuto a un artista muy singular. Su voz, de tiple natural, es angelical y la emplea con una dulzura en el fraseo y musicalidad muy eficaces. Además es un bailarín competente, como demostró en determinados fragmentos de la coreografía que no eran fáciles. Quedémonos con el buen recuerdo de este artista integral.