César Manzanos
Doctor en Sociología
JO PUNTUA

¿Quienes se refugian?

Los países enriquecidos construyen muros, establecen dispositivos militares, policiales y rígidas medidas de expulsión hacia «los de fuera». Los de dentro nos refugiamos y, lejos de extender nuestros malditos derechos adquiridos, tan solo por el hecho de haber nacido dentro de poderosos estados-cárcel, somos encerrados en envejecidas, mezquinas y aterrorizadas sociedades.

Poseen el control de la vida en el planeta, y nos refugian en jaulas de oro para impedir que, en su desesperación, lleguen quienes han sido expulsados, masacrados, desposeídos por nuestras empresas y ejércitos.

Nos refugiamos porque tenemos el miedo inyectado en las venas, pánico vehemente a perder derechos de los que disfrutamos. Nos hacen creer que nuestro bienestar se puede ver en peligro por la apertura de fronteras, por la eliminación de controles migratorios. No nos damos cuenta de que la devaluación y la suspensión de derechos, el proceso de precarización de nuestras vidas, el malestar, el estrés crónico, la incertidumbre, el hastío, la desazón, la insatisfacción y demás patologías asociadas a nuestra personalidad fóbica inducida, no son provocadas por nadie de fuera. Las inseminan los gobernantes, quienes nos mantienen sujetos a una vida deudocrática, individualista e insolidaria que nos convierte en seres refugiados dentro de nuestro ombligo, es decir, ensimismados, ausentes de sentido.

Nos refugiamos en el pavor al otro desconocido, quien, en su agonía, llama a nuestra puerta y, al asomarse, antes de recibir un portazo en las narices, ve que el lugar que le rechaza está amueblado con la madera de su país ahora destruido, que hasta las bombas con las que han sido asesinados sus compatriotas y familiares, han sido fabricadas dentro de esa casa que pretenden les acoja, con las materias primas y fuentes de energía que les arrebataron. Por eso, los estados-fortaleza europeos no cumplen con sus hipócritas compromisos, porque viven refugiados, desterrando fuera de ellos a la mayoría de la humanidad en los campos de exterminio en los que han convertido infinidad de países árabes, africanos, asiáticos y latinoamericanos.